Thursday, February 20, 2014

LA VENGANZA DE ELIYAHU

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LA VENGANZA DE ELIYAHU


      «Ahora congrégame todo Israel en el monte Carmelo,
        y también a los 450 profetas de Baal que comen a la mesa
        de Jezabel»: Palabras de   Eliyahu al Rey Ajab
        y su mayordomo Abdías


      Eliyahu era profeta de poder cuando había profetas. Y Caos en la historia de la Mera Creencia, sequía de fe y vanidad de consciencia. La sequía verdadera está en el corazón de los hombres y de «este pueblo de la porfía, que al Tzadik emet burla y cambia por el Yo quiero, y el no me importa, a la mierda el hombre manso y bueno».

      El poder esencial de crecimiento, el potencial interno del Oír y del Ver, en este tiempo, comienza a transformarse en seca espiga entre los pedregales. «La humildad me vale dos pepinos», dijo la voz que destituyó a los profetas, simplemente, hombres santos, dulces, valientes y sabios en la Tierra del Rey Ajab. Fue la voz de Jezabel.

      En Samaria oyeron la vanidad. Y los humildes que Abdías protegiera tuvieron que esconderse en cuevas y se alimentaron con penuria. El peligro se armó contra ellos  cuando otros, los suplentes, ofrendaron a Baal. «Y no se supo Quién es él ni a quién se amaría. Ni que su procedencia es el Mal, fuerzas de Sitra Ajra, el Otro Lado», así lo explicó Eliyahu, profeta de mayor sabiduría y dirigente de poder.

      El hambre se originó en Samaria debido a la puerta que cerraron y se lamentó del profeta que vio desprecio delante de los portales, antes de que se viera obligado de esconderse en las cuevas... Lamentaba que Shiflut se fue del corazón, así como del Palacio de Ajab, y quedó Jezabeel y 450 impostores, ganapanes, funcionarios del Otro Lado, el oscuro, el de silencios cómplices y placeres mezquinos.

      Eliyahu dijo a Abdías, mayordomo del Rey, que los impostores comen en banquetes con la reina del no Ser. Ella es la asesina de los Tzadikim; mientras él, como otros sabios, viven en una cueva, cercano a los arroyos, amenazados de muerte. Los vigilan. Los cazan. Son los 'falsos positivos' de un Estado de Fascismo y falso sacerdocio.
      Eliyahu tiene la gracias que lo hace comunicarse con la Fuente del Altísimo, Literalmente, recibe el pan de los cuervos. Evade la carroña de escasez, y como Mediador, para servicio de los reyes y el pueblo que sufre en hambre y en males que traen el castigo y ruina, promote volver y convocar asamblea. Para quienes no saben administrar con responsabilidad ni originar el bienestar ajeno con amor, tendrá reprensión. Y, en su mensaje a Abdías, mayordomo débil y cómplice de la esposa del rey Ajab, dijo: «Congrégalos, como si fueras el rey. Samaria volverá a tener alimento y prosperidad, Que venga Ajab, con Jezabel, al Monte donde yo les cite y venga todos entre quienes quieran saber quién vacía la fe y del acopio de bendiciones quita su enorme porción».

      En la amada Samaria de Ajab y Abdías, Eliyahu fue el único sacerdote que quedara, capaz de girar la Rueda de la perturbación y abrir las puertas de Dalet; pero, ónico que dijo: «Traélos a mi juicio al Monte Carmelo, que venga todo el que haya abandonado la Ley de Ashavá, el potencial del Tzadik emet... yo, Eliyahu, diré cómo se brinda holocausto verdadero y quién tiene el poder de encender el fuego porque es dueño del poder, único dueño en las tierras de opresión y perversas costumbres; único que dirá que los baales de la mujer de Ajab son vanidad, muletas de la estupidez, homicidios sin ley».

      Antes de la cita, Eliyahu hizo meditación en Beerseba. Se recargó de poder y «vino un viento potente, impetuoso, que rompía montes y quebraba peñascos, y no estaba Yahvé en el viento. Tras el viento un terremoto, y no estaba Yahvé en el terremoto: Tras el terremoto un fuego, y no estaba Yahvé en el fuego». Todo fue testificado por los enemigos de Eliyahu, el Guardián de la Tradición en los pueblos allende a los desierto, Y fue por lo que le llamaron y acordaron la cita que el propuso y Abdías no tuvo arte para coordinar.

      Una nube pequeña, como la palma de su mano, protegió a Eliyahu. Supieron que no había muerto, como tantos otros santos mendicantes.«Ve, Abdías, y di en palacio que el Señor del Altísimo, todavía no ciega mis ojos porque soy humano y díles que testigo soy de que Su Justicia se levanta en la mar y siete veces la he visto… Una nube que es kedushá, sitra del Lado Sagrado. El me guarda para vida... Amigo mío, unce y baja, ve y avisa que me humillaré en silencio para que la sangre no oscurezzca el cielo... y estoy cansado en los huesos y tengo, por de pronto, en el cuerpo miedo, angustia ante un poder que no sé ni qué es ni cómo utilizarlo: la Jojma misma... Amigo mío, ve con mi recado a cincuenta de quienes todavía oyen. DIles que de Beerseba partiré al desierto y que antes quisiera morir que entregar palabra amarga y desorientadora».

      Lugar apartado de revelación fue para Abram y Jacob. Lugar de alianza para el que teme y gime; «ve amigo y opina ante ellos que el Tzadik / Eliyahu / tiene miedo y bajo una retama se ha sentado a llorar por el hombre porque la Bondad se muere y a la reina del Shabat se la escupe».

      Y se llevó la encomienda a palacio y el profeta oró: «Basta, Yahvé; toma mi alma, que no soy mejor que mis padres. Tiemblo, aunque sé que tu luz es mi esencia y de Judá a Israel, a ambos lados del Carmelo, sólo hay una luz. Tu nombre, tu Palma de Mano, tu Torah que protege y el Universo entero interconecta como un todo unificado y desde Tu silencio profundo hablas y la realidad que se percibe es sólo sombra».

      2.

      «Sentí celo ardiente por Yahvé Sabaot, porque los hijos de Israel
        te han abandonado, han derribado tus altares y han pasado
        a cuchillo a tus profetas; he quedado yo solo, y buscan mi vida
        para quitármela»: Eliyahu

      Tenía el poder para saber cómo se conspiraba matarlo en la cita. Mas ya no había regreso. Lo matarán, como está sucediendo con sus posibles aliados, que son tan pocos. Sabía sus nombres y la suerte que corrieron estos combatientes del Dios amor, al que llamaba El Nombre / HaShem / Alma del Ashavá. Del amor.

      «Consuélame, Voz callada de brisa, porque vi fuego, la tierra estremecida, y mi alma ha temido del recuerdo que dejé en Israel por causa de Jezabeel y su desobediencia. Escíndeme, me apartaré hasta que sea propicia mi vida y mi caminar hacia el Monte de Horeb».

      Entonces, efectivamente, vino un mensajero de consuelo y procedia de otros espacios de energías libres cósmicas. Cuánticas.

      «Sí. Yo sabría que vendrías, ángel. Me sacarías de la gruta, diciéndome:  Álzate, come, que es más fuerte que tú el camino... Tú me endulzas y pones en pie. En mi cabecera dejas una torta y una jarra de agua y miel».

      Después que calmó su ayuno, caminó los 40 días de Jash. El silencio cura más que el pan y el habla para ser útil debe ser endulzada...

      «Hazme digno de Eliseo y de Juan. Dame la visión con la espada de luz. Haz ofrenda de novillo con mi corazón», meditaba durante su jornada hacia el Carmelo.

      Y lo que sucedió en la cita fue demasiado triste para que ofrezca detalles. Todo Israel se congregó en el monte Carmelo, y se vieron a los 450 profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel y lo que Eliyahu dispuso para darles mensaje de Dios, ante el Rey Ajab y su mayordomo Abdías, y fue algo similar a la muerte de Abimelek, asesino de sus setenta hermanos.

      Eliyahu sólo giró la Rueda y trajo el castigo, tal como Dios lo quiso, en este evento de historia. Justo es: taliónica justicia.


       02-05-2006 

Del libro CUENTOS PARA ESOTERISTAS
de Carlos Lopez Dzur

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