Monday, September 28, 2009

De la historia yugoslava

«Tú te quedas con tus libros y yo con la realidad»:
María Fischinger
En un sistema de vigencia que se quiera llamar
la realidad, la vida, el dolor que siento,
la historia de las etnias y los provocadores,
la historia de matanzas y lealtades calladas,
obediencias suicidas, cautela... hay que tener cuidado.
Todo a su tiempo sale a la luz.
No hay verdades oficiales por siempre,
se quiebran, sale lumbre, o en su defecto,
tirria y lamento, más cuchillos
de corazones que se dijeron conmovidos,
limpios, inocentes, inocuos....

Muchos de los espejos se desaparecen.
Hay sombras a medias que cruzan el camino,
copias borrosas de Verdades
que se dieron por ciertas y aclamadas.
Hay tramas de acontecimientos
que ya no se asoman con su culpa
a los tiempos, decisiones que se quedan
guardadas para que a ojo pelado no se vean.
Cautela: la realidad, la vida, tiene
laberintos y es un hueso duro de roer.

Entonces, en tiempos desmemoriados,
tiempos de actuales generaciones inocuas
que sólo van por la ruta de los fósiles
sin el conocimiento de qué van a hacer
con ellos, entonces, en tiempos
cuando los muertos no hablan y a nadie
le importa en rigor más que el mero ver
en el fondo de las fosas vacías,
o sobre las osamentas sin fosas y sin lápidas,
el preguntante tiene que ser
el que investiga, el que rastrea los libros
y olfatea los datos, como el más acucioso sabueso,
el que va al corazón de los viejos, corazón
tendrá de verificador del que miente,
el que va a la charla de la élite directora,
a sus archivos que documentaron secretos,
eventos para el andamiaje de ese jalón histórico,
se acercará a la voz inescuchada,
oirá el latido del que ya no vive.

No hay que tirar los libros,
m por mal escritos que estén.
En la historia, hay datos perdidos,
mal leídos, saltos de la censura o la verdad
que no se quiere; ocultas entre páginas de libros,
hay memorias de manos temblorosas,
hay cartas del tradicionalismo,
hay tinta ya seca de probables perspectivas,
lamentos de situaciones cósmicas,
ayes de gente asustada
en medio de la encrucijada.

2.


Usted puede estar allí, en la misma Banovina de Croacia,
materialmente presente, y no querer ver la Italia facha
ni la Alemania Nazi; usted puede ver el cadáver
de Vlako Macek y gente de su partido
y no atreverse a decirle:
«¡Títere, marioneta,
te administran, te arman, te controla
el poder totalitario, el chusco militarismo,
la clique de los pervertidores!»


Ahora sólo en los libros se detecta
la Eslovenia anexada por los Nazis desde 1941
hasta el fin de la guerra; Croacia y Montenegro
por tres años anexada por la Italia fascista
en días en que Mussolini invade Grecia
y a un príncipe, de 17 años, Pedro
bendito de los chetniks
se le pide que comprenda su mundo
cuando apenas comprende la razón
de sus barbilampiñeces.

Si tiramos los libros debajo de la cama,
¿cómo se desmentirá al que hoy pide
que se olvide el pasado y se asignen a los asesinos
tratos de patriotas y prohombres en el presente Estado?
¿Quién recordará cuando Croacia independiente
fue satélite del nazismo, no república,
quién asentirá que fue regida
por la milicia fascista de la Ustaše?

3.

¡Se ha sido duro en Yugoslavia con gitanos!
... pero el libro que no miente nos recuerda los húngaros
cayendo, con alemanes e italianos, sobre la capital,
Belgrado, porque en obdiencia de rebaño
somos nadie, matamos, invadimos, escupimos
al prójimo, hacemos uniformes y puñales,
fabricamos las balas, la pólvora, la infamia,
mentimos, nos cagamos, maldecimos,

y después nos deshacemos del libro que nos mienta,
que nos recuerda lo que hicimos,
aunque no hayamos pretendido ser católicos
ni nazis, ni fascistas ni colaboradores...

No, yo no esconderé el libro
que ilustra sobre la responsabilidad
de lo que somos, o fuimos...
a fin asumir este dolor que la historia
señala con el dedo, desde el primer Caín,
el fratricida... Todo pueblo es realidad
más que suficiente y la vieja Yugoslavia
es una parte, mi pueblo, mi pasado,
aunque no esté presente
y tan presente está que un libro, escrito
en cualquier lengua, viene y me dice que los nazis
ocuparon Bosnia, Herzegovina, territorios adicionales
de Serbia y Eslovenia y que se sumaron
búlgaros, italianos y tropas de las tierras
donde abundan gitanadas; yo no puedo esconder
el libro que me habla de campos de concentración
en Croacia, construídos para serbios, bosniakos,
judíos, gitanos, comunistas, anti-fachos
y todo quien se oponga a una estrecha visión
de naciones que han advenido juntas
a la meta de convivir, respetarse, y no quieren
hacerlo, por la razón que sea.

4.

Los libros me instruyeron que los chentniks
de Mihajlovic son sectarios. Sólo su Gran Serbia, existe
y por un pedazo de esa tierra degüellan, se venden,
ocupan su escaño, aceptan una alcaldía de aldea,
se agencian darse al mejor postor en cada caso.
Son la generación mezquina de homofóbicos
(y yo si hallara y presenciara sus fosas,
seguro que sabría por qué su hedor es malsano).

La Pan-Yugoslavia, étnicamente mixta, inclusiva,
integradora de los partesamos, también está en los libros
y su líder fue arquitecto y liberador
de una Tierra entre Imperios,
húngaros y austríacos, pero es una tierra triste,
con muchos asesinos y muchos invasores,
con mucha gente que arrastra su sed
de soberanía hacia el mismo abismo
que su exclusivismo, porque no han aprendido
los que allí moran otras cosa
que obedecer este peculiar mandamiento
de los siglos: «Separa, aliena, despoja, excluye,
saca al albano, créate enemigos, desintegra,
desarmoniza, olvida, esconde».

27-09-2009 / De El libro de la guerra

___

Thursday, September 17, 2009

La Tertulia de La Central

He sentido dolor de la existencia. Me ha parecido amarga esa lucha fatal en que se agitan en ruda convulsión todas las razas... Pero yo tengo un corazón valiente... Me agito en el deber sin temer al dolor y la desgracia porque sé que es cobarde quien se rinde y no puede triunfar quien se acobarda... Juan Avilés Medina (1904-1994), en A mi aldea


En los primeros decenios del siglo XX, poquito antes del '20, aquilatándose en plena Depresión, don Manolo Méndez Liciaga abrió La Central, una de las primeras farmacias de Pepino. Allí, Francisco Rosado y Don Manolo, establecieron una tradición: reunir en las noches a los viejos y los jóvenes, montar el diálogo, recontinuar lo que, espontáneamente o por necesidad, tenía que darse para que se organizara el futuro, se creciera consciente y moralmente y la responsabilidad individual y colectiva diera frutos. Porque Pepino, decía, con justicia don Manuel Méndez, ya viejo, no fue un pueblito fácil. No siempre ha sido próspero y feliz. Y, ciertamente, no lo fue entonces. La niñez y juventud del pueblo estaba lombricienta, mucha anemia, uncianariacis, neurosífilis y hambre.

Los poderosos de Pepino han sido rencorosos, excluyentes y arribistas; mucha gente hay que da codo, te hablan por los colmillos, te muerden y te maldicen en privado y sólo se preocupan por lo suyo.

Alguno, más desesperado que optimista, llegó a La Central y abrió su alma enferma: «¿Para qué preocuparnos y mucho hablar? El Pepino vale dos pepinos y los gringos nos tienen del pescuezo. Las familias dan muchos políticos, pero no dan pensadores ni gente que trabaje».

«A los pensadores del porvenir hay que hacerles escuelas por de pronto».

«Y matarles el hambre».

En La Central, a fin de que cambiaran muchas cosas, don Manolo hizo un llamado: Todo el que quiera al pueblo y tenga el tiempo, asómese en la noche. Este es el centro, el círculo en la gracia del progreso. Aquí vamos a vernos sin tapujos. A mostrarnos democráticos, a recordar y querernos.

Años antes, más de medio siglo antes, hubo tertulia por igual y aún sociedades secretas y cofradías; pero, por las persecuciones contra el liberalismo, también choteo y mala voluntad. Lo peor ha pasado. Una pena: ya desaparecieron hasta los casinos obreros. Se acabaría el miedo, tras el pánico de 1898. Quedó más que miedo la apatía que es la peor de las desmoralizaciones; fantasmas de los peores enemigos. En 1892, la tertulia ya existía en Pepino y parecía una cosa de parentescos, porque Juan B. Angulo Liciaga, desde adolescente, fue parte de ella. La Botica de Arcelay lo inspiró, lo mismo que a Domingo Liciaga, socialista, gente que quiso hablar, tertuliar, educarse en la mayéutica de grupo y no encontró con quiénes. Entonces, como chicuelos que fueron, buena escuela, sino la única posible, sería aferrarse a la sorda a la plática con viejos, oyéndolos tal vez y por de pronto. Oirles en la esquina caliente de un establecimiento.

El boticario Antonio Arcelay Arrillaga enseñó a Juan Bautista a despachar medicamentos. Juan aprendía de todo el mundo. Los Juarbe y Liciaga, de los que Don Manuel fue uno, tuvo la misma actitud. Gente así educará pueblos, sino dentro de las aulas, a la sombra de los árboles. Ellos comenzaron escuchando al que sabe; más tarde, fueron como maestros. ¿Quién conoció primero a los que escriben, a poetas y prosistas? ¿Quiénes? Ellos los Liciaga, los Angulo Liciaga y Andrés y Manolo Méndez, en sus tertulias y ¿antes? boticarios con tertulias, improvisadas entre mercadería y potes de farmacia, porque un casino para jugar a la baraja, o dar grandes bailes por Navidad o el Santo Patrón para la gente blanca y recelosa, puede que sea para que Mislán o Acosta lleven sus orquestas y se disfrute la danza, pero, como decía don Manolo, no para que se escuche a Moncho Lira, no para que se discuta libre y críticamente el discurso de Barbosa, o Barceló o Muñoz Rivera, o todo lo que se haya ventilado en la tribuna de la Plaza de Recreo. No es que se grite por escuelas públicas y enseñanza para el pobre y la gente de campo en la botica y que don Manuel se jacte de haberlo sugerido primero.

Sí. Cualquier lugar central, por su medio y su espíritu, puede ser foco de conocimiento. Don Manuel hizo una escuela, o convocó al areito desde el ’20, si así queremos verlo. Una escuela, simbólicamente visible que se llenó de viejos. Una que no discriminó a ninguno que llegara. No se cobró un centavo ni se tenía el ritual del rezo. O de saludar la bandera. O resonar las campanillas. No había que comprar libros. Ni tomar notas ni regresar con cuartillas con temas asignados. Allí estuvo el ateneo originario, uno para el clasemediero. A La Central de Méndez y Rosado, asistía Angel Franco Soto a preanunciar sus nuevas, «la tuberculosis se cura, Manolo». Sí, desde el primer lustro de 1920, se apasionaba el doctor Franco con la idea y el empeño. Allí, entre amigos, contó amores y aventuras en España. «Las gallegas son hermosas, Francisco».

Franco estudió en Santiago de Compostela. Las vio, se enamoró. Supo de lo que estuvo hablando. Juan, su alter-ego, recordó el pasado.

Franco Soto, en materia de damas o de medicina, encarnaba las reflexiones del panteísmo idealista de Hegel. Para él, el mundo tal como nos es dado, es la realidad y, al mismo tiempo, su belleza como manifestacion sensible de la Idea. Tuvo pues una concepción espiritualista del arte y la ciencia; «la realidad puede ser muy bella, Manolo».

Miraba pícaramente: «Con una damita al lado», «una que sepa de pasiones, una gallega».

«¡Te crees todavía un polluelo!», le decía un viejito, maestro rural, Fermín B. López.

«No es éso. Es que las mujeres curan, cuando no castigan. Este es un secreto muy bello».

«¡No hables de vejeces. Aprende del doctor, mijo».

A pesar de que lo eterno se hace manifiesto en el tiempo, Franco no creyó en el ser-en-sí como una voluntad irracional de la que sólo resultan apariencias o manifestaciones ilusorias. «Lo ilusorio no consuela. La felicidad que me la sirvan con resultados prácticos. Con carne y hueso. Lo que pasa es que hay más hambre que carne en la cazuela y la poca carne está enferma».

«Ya corrupta, infectada», agregaron.

Que se reunieran, tan buenos lectores como Franco Soto y Miguel T. Font Díaz, después de su regreso de Utuado y Arecibo a Pepino, convertía la tertulia de La Central en más importante que el Ateneo que en San Juan se fundara por Manuel de Elzaburu. Ahora Tasador de la Propiedad en el Distrito de San Sebastián, Miguelito aportaba sus inquietudes. El listado de filósofos invocados por Font Díaz, Miguel Cancio Cores y Franco, pasaba de Hegel a Kant, de Nietzsche a Schopenhauer.

Font Díaz se autodesignaba un empirista interesado en la belleza de la flora, en materia farmacéutica como los Rabell Cabrero, Cancio, Méndez y Liciaga, y en los aspectos sociales del alcoholismo. A Franco Soto, el tema de los alcohólicos y espiritistas, provocaban el hegeliano divinizado que había en él, aunque la tuberculosis de su pueblo, aludió la necesidad de un super-hombre nietzcheano, cuya virtud fuera la confianza, el valor y la energía, no con los pies en la ilusión, sino en la ambición de progreso.

Miguel de Jesús Martínez, contertulio puntual de la botica, colector de Rentas Internas en el municipio, fue jovial. Le echó gracia, salero y franqueza, a las reuniones. El supo quien es pobre o rico. Supo si sólo presumen de tener o están lamiendo platos.

A La Central, a la escena dialógica de los viejos, llegaba todo tema, todo chisme, toda alegría y sufrimiento. Las palizas que los padres daban a los hijos. Los complejos de ser mestizo o negro y ser casi invisible por serlo en el pueblo. Veinte años atrás, en 1900, un censo dijo que había 296 negros de ambos sexos, gente que había sido esclava o hijos de esclavos, y todo el mundo los vio. Eran útiles para su dueño, o aún libres, fieles al amo que les contratara. Después, pasado el tiempo, por causa de las partidas sediciosas, fue preferible ni mirarlos. A los 1,500 mulatos (que se censaron en 1898), mejor sería ni saberles los nombres ni apellidos. Querrán pasar por blancos y herederos. El régimen ha cambiado pero no el resentimiento. Al Pueblo que no suban. Que se queden en el campo para no saber de ellos... No vale la pena indicar quiénes dijeron estas cosas; pero don Manuel y don Andrés Méndez Cabrero quiesieron que se digan.

La Central es el lugar donde alguien expone o suelta lo que siente. Se saca el veneno. Se libera de ese dolor. Precisamente, éso es lo que ensancha y profundiza la tertulia como el proceso más necesario del civismo y las relaciones humanas. La dyada. La relación primaria con otro y de otros contigo.

Aquellos tiempos de La Central, con su tertulia, fueron los de Manuel Rivera Negrony, Narciso Rabell y Antonio Sagardía Torréns. Por tanto, muchos viejos no quisieron la relación primaria y recíproca con el otro menos consabido. La dyada filosófica no es mística y subjetiva. Requiere una reciprocidad racional. Un sentido explicativo que defina los principios de la realidad y unos viejos comenzaron a retirarse, al escuchar que Pedro y Getulio Echeandía Vélez no quieren que nadie vaya a reunirse con enemigos del régimen.

San Felipe ha destruído la industria del café. Puede que acaezcan otros desastres.

Después del huracán de San Felipe y la muerte de Pedro Echeandía, politiqueros se quejaron ante Getulio que los viejos amigastros de Rivera Negrony, Rabell y Sagardía, salan al pueblo con su pesimismo. Se pasan chagareando con memorias porque son los mismos resentidos que quemaron a los ricos de Eneas, Juncal, Cidral, Perchas, Mirabales y Aibonito. Andrés Méndez le llama super-patriota, héroe rollizo, a todo aquel que fue antiespañol de nacimiento. Decanta, con gloria, el origen humilde de cualquier incendiario y ladrón. Lo hará para que sigan los Méndez liberales, cepa de revolucionarios, consolidándose en el poder del pueblo. «Usted no nos engaña», dijeron a Manuel y a su hermano Andrés, «son jefes políticos y en la farmacia La Central lo que tienen es una farsa de sus viejas campañas».

«¿Qué? ¿Ya olvidaron que su padre Avelino fue el jefe intelectual de los tiznaos?»

«Son masones».

«Independentistas».

Ni Getulio ni Chilín permitirían que la cizaña del masonismo y el populismo interrumpieran la marcha del progreso, tal como lo habían entendido. Manolo Méndez presidía el Partido Liberal y, por veinte años, navegó como chágara gorda en la Junta Central del mismo.

«Se acabó el chisme aquí y el cuarto oscuro», le dijeron. «Ya mangonearon mucho con el pretexto de educar al pobre». Empezaron a dividir la gente. A meter miedo. A don Andrés casi lo expulsaban del pueblo. A Manuel, Andrés Gilberto, Lolita, Antonio y Avelinito, se los tuvo que llevar, con su esposa Juana, a Aguadilla, lejos de la presión de las politiquerías y amenazas del nuevo clan del '28: los Echeandía, Garcia Méndez y Oronoces. Don Manolo Méndez perjuró que sería terco. La tertulia de La Central fue su largo diálogo, no el bastión de su poder.

«¿Qué? ¿No sabe usted que enseñaron a quemar? ¡Fueron ustedes!»

Don Manolo no comía miedo. Subsistió. Rivera Negrony le dio ánimos. El progreso es posible. El sentido de la historia sería la realización de sus valores: lo útil, lo bello, lo justo, lo que creyera siempre.

22-9-1986 /
El corazón del monstruo

___

Carlos López Dzur / en Letras Kiltras / Colaboradores / 1 / 2 / 3 / 4 / 5 / 6 / 7 / 8 / 9 / 10 / 11 / 12 / 13 / 14 / 15 / 16 / 18 / 19 / Sequoyah 33 / 34 / 36 / 37 / 38


Sunday, September 13, 2009

Censura en Puerto Rico


Por Mayra Santos-Febres / Escritora y educadora

Temo a la censura. Sobretodo le temo cuando se utiliza «la formación integral de nuestros niños y jóvenes» como excusa para privarlos del contacto con experiencias y sobretodo con libros que los ayuden a desarrollar herramientas para pensar. La reflexión tiene que hacerse en un contexto amplio, sin verjas ni no pases. Es imposible pensar: es decir, sopesar ideas, cuando estas ideas diferentes, divergentes son sacadas de en medio desde un principio.

Cierto es que la educación debe tener en consideración la capacidad de jóvenes y niños para asimilar y digerir información. No vas a servirle churrasco a un bebé de cuatro meses que no tiene dientes. Pero los muchachos de undécimo grado que configuran el estudiantado de EscuelasPúblicas de nuestro país, a su edad, ya tienen dientes. Tienen dientes, uñas y garras. Algunos ya tienen bebés de cuatro meses. Ya pueden comer churrasco.

Llega hasta mí la polémica y copia de lista de títulos que la Oficina de Asuntos Académicos del Departamento de Educación de Puerto Rico ha decidido eliminar de las lecturas asignadas a grado 11 por el Programa de Español de la pasada administración. Estuve trabajando durante esa administración como asesora del Departamento de Español y reconozco muchos de los títulos que yo recomendé para que fueran incluídos. Recomendé Aura porque es un clásico de la literatura contemporánea. No hay entre sus páginas una sola palabra vulgar, sí muchas en francés. Quizás Asuntos Académicos y los funcionarios del Sr. Juan L. Rodriguez haya traducido mal alguna. Quedo a su disposición para corregir ese entuerto.

Reunión de Espejos, recopilación de cuentos editada por el poeta y director de la Academia de la Lengua José Luis Vega, recoge cuentos de José Antonio Ramos, Ana Lydia Vega, Tomás López Ramírez (ese maravilloso cuento Banda de acero sobre el Caribe), Luis Rafael Sánchez y Rosario Ferré. Que por favor me indiquen en qué página de qué cuento aparece la palabrota o el contenido soez tan tremendo que hace que se despache ese libro por entero. Quisiera saber qué escena logra convencer a los funcionarios de Asuntos Académicos que un libro que pone en contacto a los estudiantes con la más excelsa literatura de Puerto Rico debe ser retirado de su currículo de enseñanza.

Lo de El entierro de Cortijo a la verdad que no lo entiendo. Es una crónica que pone en contexto histórico figuras de la literatura tales como Luis Llorens Torres y, a la vez, que reflexiona acerca de la cultura popular salsera, tan similar a la del reggaeton. Este libro, sobretodo si se enseña en undécimo grado, puede ayudar a desarrollar herramientas de reflexión crítica sobre la historia, la marginación, los elementos de la cultura popular que son nocivos, la manera en que la música puede ser medio de expresión para sectores marginales del pueblo. Puede avivar discusiones acerca de los aedos, los bardos, la poesía oral, conectarla con el estudio de clásicos como la Odisea (libro que también ha sido censurado o retirado de listas de lecturas por su contenido demasiado vulgar, sobretodo cuando Odiseo aparece desnudo después que sobrevive a Calipso). En fin...

Eliminar de las listas de lectura la Antología personal del José Luis González es un verdadero acto de destrución a la fibra misma de lo que es considerado el estudio de la literatura y el español en Puerto Rico. ¿Cómo se puede enseñar español en Puerto Rico sin estudiar a José Luis González? Estamos hablando, señoras y señores lectores, de un clásico de la literatura latinoamericana, caribeña. Estamos hablando del autor de El país de los cuatro pisos, el autor de La llegada, el autor de Al fondo del caño había un negrito, el autor de La noche en que volvimos a ser gente. Salvo "La llegada" y el ensayo El país de los cuatro pisos que son textos, aprovecho para alcarar, que deberían también figurar como textos claves para el estudio del Español en esa lista, todos los mejores cuentos del autor aparecen compilados en esa antología. Otra vez pregunto por la página o la escena de contenido soez o vulgar que justifique el que nuestros estudiantes no conozcan la obra de nuestros clásicos. Esta quizás sea su única oportunidad.

No me imagino las razones por las cuales estas obras han sido eliminadas, qué ojos censores han encontrado «mensajes perniciosos al desarrollo integral de nuestros jóvenes» entre las páginas de estos libros. No sé si han sido razones meramente políticas, casadas con intereses religiosos obviamente fundamentalistas, los que habrán encontrado al demonio en las páginas escritas por Carlos Fuentes o José Antonio Ramos. Pero se equivocan. Ahí no stá el demonio, no está la falta de moral. El demonio está en la calle. Hay que darles herramientas a nuestros jóvenes para poderlo reconocer. Para poder reflexionar sobre él. Para poder enfrentarlo.

Añado además que el desarrollo integral de nuestros jóvenes estriba en eseñarle el contenido más excelso de la literatura del país y la de afuera. Si me hubieran dejado, hubiese añadido a la lista Los cuentos de Edgar Alla Poe (para entender bien los de Quiroga). Estos cuentos originalmente fueran escritos en inglés, aunque muy bien traducidos por Julio Cortázar- traducción, de hecho, que fue comisionada por Don Jaime Benítez y la Universidad de Puerto Rico. Pero me dijeron que no se podían incluir textos en inglés en en currículo de español. Hubiese añadido a la Odisea, las fábulas de Esopo, Frankestein de Mary Shelley, Drácula de Bram Stocker, a La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson, a El llamado de la selva de Jack London, a La amortajada y El árbol de Maria Luisa Bombal, a Borges completo (El sur, Las ruinas circulares, Funes el Memorioso), pero me indicaron cuidado, cautela, que me limitara a lo local- española, latinoamericana y puertorriqueña- que no podía incluir litratura francesa (ni siquiera a El principito de Saint Exupery, que es INDISPENSAL para entender El niño que enloqueció de amor de Eduardo Barrios). ¿Entonces qué? ¿Cuáles son los textos que contribuyen al desarrollo "integral" de nuesros jóvenes estudiantes?

El principal deber de un maestro es educar. Educar no es proveer datos y reglas de moral sino despertar en el estudiante la curiosidad por saber. ¿Qué curiosidad por el saber van a desarrollar los estudiantes si se les priva de textos contemporáneos, de textos de probada excelencia literaria, textos controversiales, difíciles, que nos presentan el bien y el mal de manera fácil, predigerida?¿Cómo van a aprender a pensar nuestros estudiantes, si no tienen en su currículo libros- es decir, material de reflexión- qué conectar con su vida?

Esperamos que el Secretario de Educación Carlos Chardón pueda corregir el entuerto que ha formado su oficina de Asuntos Académicos. Es una gran pena que, durante el gobierno de la esperanza de Obama, aquí en Puerto Rico, los censores les corten las alas a la esperanza. Hay que dejar al pensamiento volar.

Pero, si el Dr. Chardón permite que su Oficina de Asuntos Académicos prosiga su bibliocausto, quisiera recomendarle los siguientes libros. Han sido obras quemadas, perseguidas por gente que se autoproclamado como defensores de la moral social. Aquí van algunas sugerencias:

1. Amar y sufrir o su vida, de Santa Teresa de Jesús
2. Ensayos de Michel de Montaigne (1676)
3. The arrangment de Francis Bacon (1668)
4. Los libros filosóficos de René Descartes (en 1663)
5. Pensées, avec les notes de Voltaire de Blaise Pascal (1789)
6. Pamela o la virtud recompensada de Samuel Richardson (1740)
7. El contrato social y Emilio, o De la educación de Jean-Jacques Rousseau
8. Kritik der reinen Vernunft de Immanuel Kant (1827)
9. Historia de la Decadencia y Caída del Imperio Romano de Edward Gibbon (1873)
11. Science de l'homme de Claude Henri Saint-Simon
12. De l'Allemagne de Heine (1836)
13.
Los Papas romanos, su Iglesia y su Estado en los siglos XVI y XVII
de Leopold Ranke (1837)
14. Rojo y negro de Stendhal (1848)
15. Cours de philosophie positive de Auguste Comte (1864)
16. Los miserables y Nuestra Señora de París de Victor Hugo (1834-1869)
17. Algunas obras de Alexandre Dumas (padre) (1863)
18. Las novelas de George Sand (1840)
19. Principios de economía política de John Stuart Mill (1856)
20. Gran Diccionario Universal de Pierre Athanase Larousse
21. Madame Bovary de Gustave Flaubert (1864)
22. Varias obras de Alexandre Dumas (hijo) (en 1963)
23. Prólogo de Emilio Castelar a la Historia general de la masonería
de G. Danton
24. Las novelas de Gabriele D'Annunzio (en 1911)
25. Lazarillo de Tormes, Anónimo.


____

Colaboradores / 1 / 2 / 3 / 4 / 5 / 6 / 7 / 8 / 9 10 / 11 / 12 / 13 / 14 / 15

Wednesday, September 9, 2009

6. Entre la acusación y el consuelo


—Mamita Cata respeta la individualidad y la privacidad de nosotras, así de otras gentes—, se esforzaba en convencerme Minerva. Digo, es una actitud muy linda la que, como hija, tiene. O se esfuerza por conservar. Mas, una que otra vez, Minerva se me acerca y asegura que sólo una vez descreyó esa teoría. Que a veces tiene dudas y se siente a punto de perder la perspectiva, la virtud sin Dios, de su madre. —Ideas masónicas, anticatólicas, que me confunden. ¿Ve usted? Digo que mi propia madre me confunde—.

Son muchas percepciones las que oye y sustenta que no encajan con lo que ella opina. Tiene acusadores que afirman que Ana Catana juega con fuego. Entiende que su madre para madurar, como cualquier ser humano, urgió darse una ubicación generacional. La idea más clara que Doña Ana tiene de sí misma, razón por la que vino a América, es que nació en una familia de masones. Su padre se hizo guerrillero en el Frente del Este y, cuando llegaron las tropas franquistas al Mediterráneo, fue apresado en la Batalla del Ebro. Escapó, sujeto antes a torturas, y se le recapturó durante la caída de Barcelona, en enero de 1939.

Por lo que dijo Soledad a su madre: tuvo sabido que su padre nació entre catalanes ricos. El había sido un candidato, rango en gabinete para el gobierno de centro-izquierda, tras la dimisión de Primo de Rivera y el gobierno de Berenguer. En 1932, intervenía en apoyo a la Aprobación del Estatut de autonomía de Cataluña. Seguido los eventos, la Sanjurjada fue lo que convocó su integración a la guerrilla. En 1933, con el triunfo de las Derechas, supo que la guerra vendría, que a la Falange no se la detendría ni a las represiones franquistas. —Pues, a la guerra carajo y que se joda lo que se tenga que joder—, dijo.

En las elecciones, puede que el pueblo hiciera justicia. mas no se tendría la misma piedad con el ejercicio de las armas. La guerra civil estuvo a las puertas. El 18 de julio de 1936, tras un alzamiento militar, en el que murieron tres de sus hermanos, se declaró el inicio de la guerra civil. Ana Catana, sin saber ni cómo, se mudó dos años en Francia, años sin ver a su padre y creció lo suficiente para aprender el idioma, leer el catalén y el francés, amar los libros y los periódicos y saber que habría sido una niña rica sino hubiese en España ese fanatismo monárquico que se aprendió de Alfonso XIII, 1918-23: pistolerismo patronal y terrorismo anarquista que los dictadores toman como pretexto para negar la partipación civil y electoral, y resolverlo todo con represión. Lo supo: —Mi padre está en una guerra y el gobierno matará a todos—.

En fin que la España Azul-totalitaria ganó sobre la España Roja-republicana y la única persona que se encargó de orientar a una chiquilla inquieta y desorientada fue un genera, casi cincuentón que, desde México, la saludaba como la Camarada Marchiel. Cárdenas le ayudó a que se educara en Morelia. Le decía sé obediente, calladita, disciplinada.

Ella estudió el arte docencia «para que se me ofrezca empleo en alguna escuela» y hasta ciencias políticas «para que sea fácil que me comunique con el Camarada Cárdenas del Río, mi Tata».

No se supo, en rigor, cómo fue que el ex-Senador Porfirio Voisin, padre de Caterina, apareció en Morelia. Se fue metiendo en su vida. Fue después de la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial cuando España se apartó, al menos en teoría de la ideología nazi-fascista. Algunos callistas que se fueron a Españ, le trajeron a él noticias de que, por primera vez, habría una oportunidad de acceder a tres baúles de beneficios a granel para la Niña del Plumero, así en clave la llamaban los callistas. La niña del plumero / Coatlicue / no fue otra que Ana Catana. Esta es la conexión que no fue tan obvia cuando Voisin la enamoraba, llevándosela a lugares discretos y exclusivos, alejados de Morelia, «porque en los pueblos de beatones todo es comadreo». Y la lista de Ana Catana, cargaba con su Minerva para que fuese su escudo.

Desde 1945, la parentela que de Ana Catana quedaba en España se identificaba con el nacional-catolicismo, era un par de familias, hembras sin herederos, víctimas del exterminio de sus varones en la guerra. Y, antes de que se murieran, sus albaceas le recordaron a Soledad que se mudó a Francia y salvó a la pequeña hija de Marchiel Possé, héroe del Ebro, martirizado en Barcelona por Franco y sus esbirros. Ahora que se abría paso como una forma democratizadora, la conciliación de familias en el exilio, ahora que dijeron que Franco concedería preeminencia a las familias católicas, los expedientes de unos mexicanos callistas que dijeron representar a Ana Possé han tenido que dar el nombre completo: —Possé es cualquiera, Caballero; pero, si está hablando de Soledad De Marchiel-Possé y sus descendiente, las cosas cambian...— y bien de este nombre convocado, pudiera hablarse de una fortuna de entre 200 y 300 millones de dólares en inmuebles y unos 20 millones de riqueza em inversiones y efectivo.

Seis años de paciencia de unos ladrones que ahora habían sido representados por el ex-senador Voisin. Este es el hombre que halaga, con este noticióm a una republicana sentimental como es Ana: «La Falange fue obligada a la supresión del saludo fascista y a atestiguar una ofensiva diplomática internacional que ha puesto en aviso a los mexicanos de la viejo fascismo callista sobre bienes que pertenecieron a españoles expatriados». Lo que no le dice es que él conoce a los callistas ladrones, a los que corrompen, engañan y roban. Han sabido que es la niña, en nombre de quien el Presidente Cárdenas, su protector, y el mismo Plutarco Elías pidieron atención para el asunto de sus tres baúles.

Y fue mejor esperar... Voisin lo recomendó. «Esperen. No abran ni hagan circular los documentos, lo que se contiene en los tres baúles nos compromete a todos, porque Cárdenas y esa niña son uña y carne». No se supo, en rigor o en claridad de cuentas, cuantas veces falló la mención de Ana Possé... «Eran masones, con claves secretas, claves que Ana Catana se sabe de memorias y canta en forma de aleques de marinería y, a través de estas canciones y símbolos, hizo nanas para Pedro / el Puto, y dicen que lo embrujó, al hacerlo.

Dispuesto a hablar por fin y sacar claves de las que, en España piden para validar las herencias de su líder masónico, que es también un héroe para las familias Marchiel que en España quedaron, Voisin se decidió a enamorar a quien sea. Le habían es una vieja prepotente. De las que se jactan de intelectuales. Lee mucho durante las noches. Siempre están ojerosas y pálidas como los vampiros. Escupe fuego por la boca. Les brotan chispas luminosos por los ojos... Y ahora que la ha visto supo que ha sido injusta la pintura con que se la han descrito. Y es injusto que una mujer, con su talento, esté pasando miserias.

La había escuchado en la radio. Hizo una ponencia y habló como una demógrafa. No se sabe si cautivó con su voz o con sus datos y su inteligencia. Es egresada universitaria. Cuando Cárdenas se la recomienda a Avila Camacho, «para que la ayude en lo que pueda», Avila dice: —¡Bah, que no estamos en tiempos de rojillos! —

En 1957, es el economista, Dr. Voisin, quien ha decidido ir verla. El vaticina para México, lo que llama dos decenios, a partir de 1958, de Desarrollo con estabilidad. Avila Camacho se había comprometido a utilizar entre el 50% y el 60% de los gastos de gobierno para apoyar a la empresa privada. Quiso estrecha cooperación con el gringo y eso es lo que el quiere ver, ahora que deja el Senado por cargo de gabinete y asesoría. El Partido lo envió a estudiar el modelo español. Ahora, con Adolfo López Mateos y su administration (1958-1964), él espera quitar a Doña Aba Catana esa fascinación izquierdista que tuvo con Cárdenas y que tan malos pensamientos produjo en las cúpulas de la élite.

Ya le informaron, explorativamente, su estilo de vida. Tiene una hija de diez años y una barriga, presta al segundo crío. A los 30 años de edad, está abandonada. Vive mal comiendo. Consumen mucha fruta, verduras en su dieta y poca carne. No es gente de tortillas a mano. Aprecia, al parecer, el vino. No va a la Iglesia, se queja el cura del Pueblo. Para ser una mujer en sus treinta, no es una chamaca. Ni por más linda que crea. De hecho, es más que lo que él imaginara, por lo mucho del discurso que tenía premeditado para reprenderle lo tendrá que revisar. Ella no ha aprendido el tiempo rechaza la espiritualidad de la Nueva Era y alega que ese no es el paradigma que se vive. Se vive, como bien dice, la crudeza de la Era de Cincuenta, con sus doctrinas de McCarthysmo, Guerra Fría y Garrote. El humanitarismo piadoso es por excepción y, en México, el único que lo ha encarnado es Cárdenas y su mentalidad es la de un hombre que nada tiene de New Age, hinduísmos o sentimientos arios o hiperbóreos.

Cuando ella estaba en la Universidad michoacana, algunos querían encajarle la etiqueta de una «refugiadita llorona», la recogida de Cárdenas, adscrita a un régimen de huérfanos. Ella no ha querido sentirse así, siempre cree que una función muy hermosa ha de cumplir el exilado en México.

Cuando Voisin pudo al fin hablarle sobre las promesas, tácitas o prospectuvas de los decenios que vienen para la economía mexicana y que él predice como constante desarrollo, «hacia la cual nos llevará López Mateos», ella contesta: —Puede que sea así, ahora es Norteamérica la que viene con fuerza a poner las reglas. Usted sabe, antes los británicos imponían reglas en México, como dueños del petróleo, gringos e ingleses obligaron a Cárdenas a ser nacionalista. Con Avila Camacho, se desanda lo que se avanzó... No dudo que ahora sea el gringo otra vez el que nos trate, con la CIA, como a la Guatemala de Arbénz...

—Hay que olvidarse un poco de las acusaciones que polarizan y no consuelan a nadie. Déjame explicar porque, como tú... ¡ay, que te tuteo porque te doblo la edad! ... creo que el decenio de 1960 viene y arrastra los dogmatismos inflexibles del Cincuenta, pero será una época de inversiones... Hay que sacar el dinero guardado. Es lo que está haciendo una familia Possé en España. Yo acabo de viajar, aprendiendo y enseñando a la vez de la nueva economía para los '60. La economía de los tecnócratas del Opus Dei... Yo no sé si sabes pero esa Iglesia de mantilla, de austeridad inflexible y dogma, con el Opus Dei está cambiando. Es la que impulsa el Desarrollismo en el país de Franco... el modelo español va a abrirse a la industria turística y a las inversiones de capital extranjero... las remesas de dinero de más de un millón de emigrantes españoles en América y de los españoles que están Europa, con capitalito que sacaron o buenos empleos, van a cambiar la nación en los Sesentas. La ruralía se despobla y las ciudades crecen... —

—Sí, ya me han dicho que en España el ideal que cultiva la juventud, animada por los zorros viejos, es el ideal estadounidense... Soy feliz si tengo un televisor para ver la Candy Camera y una vacaciones en la playa, o Disney... ¿Es ese el modelo por el que López Mateo dice que trabajará, patrocinar el Estado del Bienestar, que en España llaman SEAT 600, es lo que llama usted Economía con estabilidad, o política liberalizadora?—

Y era fascinante oírla, verbalizaba su incredulidad... y mostraba su dentadura perfecta, parejita, sin desmesuras y blanca como la pulpa del coco, ante la cual el viejo Voisin se sentía disminuído porque sus dientes se hicieron amarillos por causa del mucho tabaco y su quijada ponía los dientes inferiores delante de los arriba. Hasta su propia hija, Caterina, aprendió a mofarse, comparándolo con un perro, cuyos colmillos inferiores se le asomban por el hocico. Mas, qué hembrita tiene Voisin delante de sí... Se la han endurecido el pene, sólo al percibir la tersura de su piel, el tono de su carne, la respiración marcándose en el escote. Tiene los pechos crecidos. Parece una palmera con ellos. Es un vestido barato el que lleva, pero le queda como si fuese de lujo y, ella delgada, bien formada, exquisita, coun cuerpo de vedette... y se la imagina en su cama.

Con eso que la proclamaron la Gata española, criada de El Baturro, la Niña del Plumero, Coatlicue rojilla, se siente perdido malinformado. Esta hembra que juega con fuego fálico, con las Vergas Calientes del Poder, sabe lo que hace. Ella es la que tienta y seduce.

Voisin está pensado en «criaditas» de las comedias, en niñas pobrecitas y ladinas en la casa de los patrones que le mueve el rabito a los poderosos y con plumero en mano limpian los templos; pero dejando ver, cuando se agachan, la disponiblidad de sus pecados; pero: ¿que será si descubren que ellas son las dueñas de las abundancia? Que el susodicho patrón es quien les roba. Coatlicue será como Ana, diosa en la casa del acusador. El patrón acostador y mañoso que la seducirá es el verdadero bojete, sin belleza, sin honor. Todo cuanto pensó espepitar contra El hediendo Baturro, hablador, se lo tuvo que callar, cuando lo vio casualmente, sin que él supiera quién es, en verdad, el Dr. Voisin, ex-senador de la República y, como Don Juan, viejo y con menos pinta como para merecerse a Coatlicue...

Y dicen que Coatlicue barría el templo en Coatepec cuando cayó la bolita loca del Cielo. ¿O fue una pluma? «Símbolo fálico». ¿Cuántas bolitas han caído ya? Y ella se tentó por recoger la bolita... Una, al parecer, cayó hará diez años... y, ¿ahora? La bolita la tira Voisin y Coatlicue se guarda en el seno.

—Tú y yo necesitamos hablar otra vez—, le dice él. Está flechado.

—Cuando usted quiera; pero entienda que soy mujer ocupada—.

Le habla de su hija Minerva, de la escuela que le roba horas de sueldo, que no le tiene garantía de empleo, que no la trata como una mexicana por adopción...

—Yo te voy a ayudar oara que entres al gobierno de López Mateo por la puerta grande; sí, sí, Ana, el mismo Avila Camacho a mí me dio mala espina... a él, los de él, los de su grupito...
___

Colaboradores / 1 / 2 / 3 / 4 / 5 / 6 / 7 / 8 / 9 / 10 / 11 / 12 / 13 / 14 / 15




Sunday, September 6, 2009

Quien cura mis ojos


Aquel primer Padre, creyente oculto que me prohija,
quien se dio para que abriera la senda del manantial
y mis ojos, 70 años sollozó en los exilios,
con mis lágrimas rectificó pozos secos
y 70 ancianos eligió ante Moisés y por 70 naciones y lenguajes
me paseó por el mundo, antes que abriera mis ojos otra vez
y recibiera su luz, con el corazón arriba y los ojos abajo,
porque la luz no viene antes de ésto y se pierde
si no contemplas sólo al Rey, cuya Providencia
te da el Ain, letras del ciclo infinito,
visión libre de todo codiciar
porque codicia es el defecto espiritual del ojo
y la biga que lo ciega con lujuria
para que no vea el Deseo de su eretz
ni el ojo siempre abierto de Keter.

2.

El que cura mis ojos, el que ángel es del Ain,
el que me diera el secreto de Samej,
me ha dicho: «Sé sumiso al que te hablará,
guarda el silencio de Jash; sepárate de las máscaras
que los necios se ponen porque desnudo te observa
el Ojo del Anciano, Quien no tiene izquierda
ni bigas ni nube de sombras en él.
Sepárate para que te acoja en su Todo Abarcador
y en la luz trascendente del sovev kol almin.
El te dulcificará de arriba abajo;
te dirá León de Judá y tomará de tí las cualidades
que sirven, lo que has salvado y es bueno,
él sabe que vasija de materia bruta
es tu dragón y que en las canículas se inunda
tu corazón como el Valle del Nilo,
pero no seas metal de oro ni ardas para agotarte
fijamente en azufre; al oro que te llamo
es el Sol subterráneo, león alado,
fuego en la Altura donde mora el Ojo
del Viviente que te ve».

3.

Oh, ser equívoco, enmascarado de bestia luminosa,
sin mi luz, tus ojos están ciegos
y sólo percibes ilusiones, la perduración caótica
de lo que llamo a la vida, el transformismo de lo que va
cumpliendo sus etapas en la Vav del fluir
en el umbra de la Puerta de Dalet.
... pero yo dulcifico al hombre equívoco que escuchó
a Abraham, aquel primer Padre que te dí
y creyente oculto que te prohijara para Netsah,
la duración que eterniza la magestad de Hod
y el Rahamim de mi compasión divina
y mi Jesed de amor.

Quien se dio para que abriera la senda del manantial
y tus ojos, 70 años sollozó en los exilios,
con sus lágrimas rectificó pozos secos
y sus ojos te daré, ojos que me Ven
y no me confunden con lo infrahumano instintivo,
ni con fantasmas de la penumbra
ni con unicornio, ni fénix, ni tortuga, ni dragón.
No seré para tí, sino la Mashíaj en plenitud revelada.
No me sirves como planta carnívora ni vampiro lunar
ni como erizo de mar ni pez volador,
ni murciélago ni fase intermedia de ángel
o deva tenebroso... Para la visión del futuro perfeccionado
y utópico del mundo, te quiero.
Pero la voluntad de superación de formas dadas,
te hago llamado; para podersos sistemas estables
de proyección y la continuidad de la vida frente a la entropía,
te llamo... Persevera, simiente de Abraham,
gusano de Jacob, que tu ojo derecho mire hacia Arriba
donde estoy, glorioso de Samej, y tu izquierdo
hacia Pei, providencia de mi boca cuando lees
lo que quiero para tí, la Fuerza del Aquí,
el habla del Aquí y Ahora...

Teth, mi serpiente

Dulce bellum inexpertis est



La guerra es dulce para los inexpertos:
Erasmo de Rotterdam


Para esa gente que no ha sido perseguida
por la necesidad, gente con médicos de cabecera,
con guardaespaldas y cómplices, con incondicionales
y soplapotes que les cumplen caprichos
o le completan el trabajo sucio,
dulce es la enemitad, dulce el oprobio del proscrito,
y la guerra es dulce. Para la gente
con desayuno a su hora, de opíparo comer
cuando les place, gente del bocadillo
a sus órdenes, hermoso es el uniforme
de los milicos, con sus galones y colores...
el soldado que se condecora es elegante
aunque dentro de sus guantes blancos
se esconda la sangre
y en sus corazones, crueldad despiadada
y pezuñas hundidas... La guerra es dulce
para los ignaros... para los que sólo la observan
de lejos y se la asignan por tarea
a los obedientes de la Uniformada...
entonces, sobre la guerra se diserta
como Filosofía, se historiza para guardar nombres
sin llamarlos tal por cuales: ¡Homicidas,
asesinos, ultrajadores, bestias, tropas invasoras
de pillaje, suplantación, dominio!
... se inventa la frase «gesta de la patria» para premiar
al más sanguinario, al agresivo, a quien algún inexperto
entre doctos de imprudencia, justificadora,
nombrará dulcemente como el héroe.
Dirá que diseña tácticas y estrategias, que domina
su arte o su ciencia. Estos jerarcas dulces
en la tarea de trocar los nombres sí que son solemnes
generosos. Con su palabra un despiado es un mártir,
un cobarde, el valiente, un terrorista
un dechado de virtudes.
En la impericia de los que justifican la violencia
saqueo y robo significa
que se controlan los recursos humanos,
que se protegen, aumentan, se multiplican
los recursos naturales.
Y nadie habla del costo ni de la muerte
ni de los ancianos, los niños, los inocentes
ni las madre ni las adolescentes
que quedan en los caminos
de sangre.

El Libro de la guerra

____

Sequoyah 1 / 2 / 2 / 4 / Colaboradores / Biografías / 14 / 15 / 16 / 18 / 19 / Sequoyah 33 / 34 / 36 / 37 / 38

El caldero de la miseria


Hay 1,000 millones de personas con hambre
en el planeta y los gobiernos hacen su guerra
para agravar el hambre y la sequía hace otro tanto
y los mercados aportan lo suyo
[porque hay ejecutivos especialistas en disparar
las crisis financieras y cortar el Gran Pene
de Dagda] y bajo la Divinidad Esplendorosa
(sea Dhagho-deiwos, el hermano Sol
o el Dago-altruísmo del Caldero del Bien),
ya son muchos
los enfermos
los hambrientos
los sobrevivientes
ya son muchos y parió la abuela.

Por eso dice Orfeo que no hay más Cuerno de Abundancia.
Que ya incluso se ha acabado la esencia de virtud.
Que ya no tiene el hombre / la mujer / ni los dioses /
fe en la dispensación del Saber. Que ya sólo se organiza
el varón para arrastrar el pene a flor de tierra
o en nalgotras ocasiones de Boann,
esposa del Cornudo Nechtan.

Y la verdad es que son muchos los que aman el placer
y ven los enfermos
los hambrientos
los sobrevivientes
pidiendo un poco y se les dice:
«No hay, no hay».

Ya no hay caldero próvido que sirva
al pobre mundo y el clima cambia
y prepara el infierno para quemarnos vivos
en las deslealtades de Boann
y todas las rameras desvergonzadas,
madres de los hambrientos
los enfermos
los sobrevivientes.

De
Estéticas mostrencas y vitales

___

Dossier: Carlos López Dzur / Francisco Rodón / Tantralia 1, Para despertar a Leti / Mandalas / Cecilio R. Font Ríos / en Cuentos / Cecilio R. Font / Ramón Soto Ríos / Literatura de San Sebastián: R. L. Cardé Serrano /