La Gran Vasija
Abre la boca, ceramo de luz viva.
Sacia tus sedes en la arcilla.
Apura tu copa de dolor. Hoy llueve.
Revelado fue lo que has de amar,
hijo de epher.
La utopía progresa
con Dam y con marah.
Tu polvo es tiempo.
Tu sangre es congoja.
Pégate al ánfora, acaricia el cuello largo
que es mujer Gaia / Juana / jarra y vassu
que humedece el desierto como a labios
y es como Venus, placer
que perfecciona las pasiones.
Pide tu cuartillo de la Gran Vasija,
crece en el espacio, tu rincón en la farra
pues es también tu victoria sobre Keres.
<>
La vasija llena
Un día el en-sí que vivía en la Tiniebla
dejó de estar bajo la copa viviente
que le movió sus ramas y le dijo:
«Sé un árbol. Mueve tus propias hojas,
engorda tronco y tallo; yo te ayudo,
porque yo soy tu apriori organizante,
yo te doy sombra cuando estés sudoso y sofocado;
pero, púlsate, garrapata, véte por un poco
de luz; me estorbas, yo te ayudo
a ordenar tu frágil envoltura, tu plasma frío,
tu silueta desorganizada;
yo soy el En-sí, te doy mi espíritu,
mi memoria arcaica».
Un día hizo caso el hijo del En-Sí.
Se robó para el recuerdo
un arquetipo y se echó a caminar,
creyendo que había hurtado;
pero la Copa Viviente se sintió satisfecha
y en silencio le dijo adiós al hijo.
20-11-1977 / Las zonas del carácter
<>
La vasija rota
No hizo Aquel que es el Arbol más alto,
frondoso, raíz profunda, a su fruto para que cayera
tan torpemente del racimo y se dijera:
yo soy el mero-en-sí de la materia.
No. Siempre no. El árbol-madre-padre
le instó cuanto más pudo: Estiércol
pulsa tu aroma, o tu hedor, pero aférrate
a la brisa, a codos muévete, como lombriz
hazte arrastrar a la otra orilla, sál a ver
tu luz que otros espacios te esperan.
Busca pulsión, que es lo mínimo que doy;
búscate espíritu, origen profundo de energía.
Y se quedó allí, donde la muerde
un abejón y se la traga un gusano...
Y se quedó donde el agua pudrida
no origina nada, ni llena el cántaro.
Y entristeció el Padre de las Bayas
y lloró el Vientre de la Vida.
Nació aquel hijo del oquedal
y será la vasija rota.
20-11-1977 / Las zonas del carácter
____
Mis credos incrédulos / Avisos de 3 Días de Tinieblas / Selecciones de El hombre extendido / Más textos de El Hombre Extendido / Arcano macabro de la infancia / Canto a la libertad / El lenguaje / La matriz espaciotemporal de la Nana / El amor en las puertas / Lamento ante la representación del Ego / Ética a Nicómaco / Los terroristas / Los niños dopaminales / Los embrutecedores / Para reinventar los altares / Asesora de todos los distónicos / Moisés / Olam ha Asiyá / Assiah / ¿Hacia dónde Meg Whitman conducirá California? / Carlos López Dzur: Memoria de la contracultura / Llamado al héroe / Resistencia al Servicio Militar Obligatorio / Gocho Versolari / He visto a los ángeles / No te llamaré Tiniebla / Carlos López Dzur: Entre la narrativa y la poesia / Indice: El pueblo en sombras / Historia pepiniana: Carlos López Dzur / La máscara de la democracia / Canto al hermetismo
Abre la boca, ceramo de luz viva.
Sacia tus sedes en la arcilla.
Apura tu copa de dolor. Hoy llueve.
Revelado fue lo que has de amar,
hijo de epher.
La utopía progresa
con Dam y con marah.
Tu polvo es tiempo.
Tu sangre es congoja.
Pégate al ánfora, acaricia el cuello largo
que es mujer Gaia / Juana / jarra y vassu
que humedece el desierto como a labios
y es como Venus, placer
que perfecciona las pasiones.
Pide tu cuartillo de la Gran Vasija,
crece en el espacio, tu rincón en la farra
pues es también tu victoria sobre Keres.
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La vasija llena
Un día el en-sí que vivía en la Tiniebla
dejó de estar bajo la copa viviente
que le movió sus ramas y le dijo:
«Sé un árbol. Mueve tus propias hojas,
engorda tronco y tallo; yo te ayudo,
porque yo soy tu apriori organizante,
yo te doy sombra cuando estés sudoso y sofocado;
pero, púlsate, garrapata, véte por un poco
de luz; me estorbas, yo te ayudo
a ordenar tu frágil envoltura, tu plasma frío,
tu silueta desorganizada;
yo soy el En-sí, te doy mi espíritu,
mi memoria arcaica».
Un día hizo caso el hijo del En-Sí.
Se robó para el recuerdo
un arquetipo y se echó a caminar,
creyendo que había hurtado;
pero la Copa Viviente se sintió satisfecha
y en silencio le dijo adiós al hijo.
20-11-1977 / Las zonas del carácter
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La vasija rota
No hizo Aquel que es el Arbol más alto,
frondoso, raíz profunda, a su fruto para que cayera
tan torpemente del racimo y se dijera:
yo soy el mero-en-sí de la materia.
No. Siempre no. El árbol-madre-padre
le instó cuanto más pudo: Estiércol
pulsa tu aroma, o tu hedor, pero aférrate
a la brisa, a codos muévete, como lombriz
hazte arrastrar a la otra orilla, sál a ver
tu luz que otros espacios te esperan.
Busca pulsión, que es lo mínimo que doy;
búscate espíritu, origen profundo de energía.
Y se quedó allí, donde la muerde
un abejón y se la traga un gusano...
Y se quedó donde el agua pudrida
no origina nada, ni llena el cántaro.
Y entristeció el Padre de las Bayas
y lloró el Vientre de la Vida.
Nació aquel hijo del oquedal
y será la vasija rota.
20-11-1977 / Las zonas del carácter
____
Mis credos incrédulos / Avisos de 3 Días de Tinieblas / Selecciones de El hombre extendido / Más textos de El Hombre Extendido / Arcano macabro de la infancia / Canto a la libertad / El lenguaje / La matriz espaciotemporal de la Nana / El amor en las puertas / Lamento ante la representación del Ego / Ética a Nicómaco / Los terroristas / Los niños dopaminales / Los embrutecedores / Para reinventar los altares / Asesora de todos los distónicos / Moisés / Olam ha Asiyá / Assiah / ¿Hacia dónde Meg Whitman conducirá California? / Carlos López Dzur: Memoria de la contracultura / Llamado al héroe / Resistencia al Servicio Militar Obligatorio / Gocho Versolari / He visto a los ángeles / No te llamaré Tiniebla / Carlos López Dzur: Entre la narrativa y la poesia / Indice: El pueblo en sombras / Historia pepiniana: Carlos López Dzur / La máscara de la democracia / Canto al hermetismo
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