Sunday, July 12, 2009

Poemas / Cartas /


«Carlos, leí tus poemas sobre ángeles y demonios en los tableros de literatura de AOL, en México, y me pregunto si eres un perro o un caballo. ¿Sabes lo que significa ser un saduceo?»: GAMALIEL, 31-08-00.


Para el ángel
la Nada es sólo erranza,
material creencia,
soledad de las cosas,
amargura ciega
que cabalga por la historia.
¿Dónde colocaré, sin embargo,
estas huellas frescas y mis pasos?

Troto sin encontrar
un alguien que sea el prado,
un ser infinitamente invulnerable
y que sea el yo, el hombre nuevo,
que no destruye el ser
ni el prado ni los pasos
ni el trote de esta bestia muda
tan fiel como los perros.
¿Dónde la inmensidad inmortal
comienza más allá de las piedras
(aquí yo veo abismos y temores)
y todavía diré que existes distinto
a todo golpe, a mi caída?

Aquí el sequedal se tragó
la isla y la mejana y adquirió
la forma que predicas, la que nunca
he querido para decir amor
y árbol de vida y prado y bestia
y corazón anhelante desde alguna raíz
y cimiento... aquí examino secas ramas
de mi árbol y mi ciencia y estoy solo
con tu nombre en los labios
y con soledad de estrellas, lejanías.


Un caballo, negro engendro de la noche,
va en la niebla y la sorda urdimbre
me galopa y trota el corazón
cuando digo tu nombre.


13-07-1986

No soy de monte y ribera

Me pasa que no soy
de monte y ribera.
¡Que ni postre ni narices!
Ni les sirvo
ni les creo
ni les amo.
La estructura de este mundo
no es el nómeuno.
La dicha no está servida sobre ruedas.

Me pasa que no estoy
para dar migas al gato.
Y a los estados de vacío
que me tragan
los detesto.
(Yo creo que también son expresiones
de sustancia, necesaria energía)
y, sin embargo, gasto saliva en balde
porque dicen que miento.

Me pasa que soy el rompegalas
en estas adoraciones
del Sublime absoluto
y el sol recóndito
que no cabe en mis ojos
y no trago en la noche.

Voy muriendo a plazos,
y no rezo
(aunque tengo sed
del tiempo sustanciado)
y ganas de beber de alguna fuente.
Huyo del bozal que tira del asno
y del molino,
sin remediar dolor
ni causalizar la sed contínua
que yo siento.

Mi mundo teja abajo es lo que quiero,
seco y amargo mi mundo:
la masa de reposo, mi fuente,
nexos de gravedad, mi amparo,
campos de electrogénesis,
reserva de mi ira,
y la energía, que es medida
de mis físicos impulsos.

¡Que ni postre ni narices:
los dioses que se queden,
teja arriba
y que no me sofoquen
teja abajo!

08-11-1979

«Este poema me hizo apreciar a mi madre. ¿Es de ella, tu madre, de quién hablas? Te felicito por sugerir una nueva manera de pensar en Dios, un dios material, pero humano que podemos hallar en nosotros mismos. Eso también habla de tu sabiduría, de tu manera de describir una nueva serpiente»: Carmen Sánchez, Ohio, 12-03-00.

En los eventos causales
eres la pera que no se pide al olmo.
Niegas al taimado sus caprichos.
El honesto fuete te pervive.
Te han dicho débil y te han esclavizado
pero, saben todos que eres
el ibris,
la riqueza visible
y el gran salto
del dolor a la dicha,
de la fe a la creación concreta.

¿Ves por qué sólo a tí pido?
Sólo tú puedes ser diosa en los ríos,
náyade de los campos,
sólo tú, árbol de conocimiento
y real esperanza.

¡Tú desocultas lo que se esconde
en el azar y todo lo pones a raya!
Eres el ser extenso
más bello y luminoso;
eres niña y mujer y madre
y autora de los años y las sabias tormentas
¡por eso se te invoca como vírgen!
por ser tan poderosa,
bruja, salvaje,
independiente.

¡Ojalá pueda ser como tú,
extendido a los senderos
de todas tus memorias
y me entregues el fruto
de tu paz misteriosa
y muerda igual que tú
la infinita serpiente:
¡la sabiduría!

04-11-1983

«Tu poema sobre el regocijo, explicado como celularmente transmutado y reactivado por el sonido, los hertzios, es provocador. Congratulaciones»: Romerio, Stinkpot@dgx.com, 12-02-2001

«Me gustaría que hubiera un dios me defraudó un poco porque eres el único poeta ateo que conozco, bueno, que he leído. En tu carta me dijíste que te gusta Pessoa, pero él y tú son distintos; me parece que tú conoces más ciencia o te dedicas a ella. ¿Tu papá es/fue hacendado, agricultor?... ¿Eres darketo? ¿Eres tú el de la foto, el joven que se pinta los párpados de negro? En tu sección de textos numerados hay un señor de gafas oscuras: ¿cuál eres? Tú no eres labriego, ah... ¿Qué piensa tu hija Gabi de 14 años de tus loqueras? ¿Por qué ya no me escribes? ¿Porque soy más joven que tú? Eres un tonto si crees que me perviertes»: Gladys (Monterrey, NL, México), 03-01-2001.

El lienzo

Hay un velo o lienzo maravilloso.
Vibra con el sonido.
Tal parece que ondea como bandera
y amasa el pan con aire.
Por su causa
detecto a los amantes,
a los componentes individuales
de mi mundo.
El tímpano me da pluralidades.
Del lamento rescato los gemidos.
Del bullicio informativo
escarbo lo que quiero

y lo distingo.

Cada voz me entrega su pureza
individuada.

Desde todos los rincones
bajo el cielo lo que entra
en la pinna, tras el velo,
será mi sacerdocio: lo divido.
Lo consagro dentro del hueco
de mi shekinah vibratorio
y hago migas de pan a martillazos
sobre el altar de hueso
y es mi gloria del sendero de Incus
y la ventana oval al Infinito.


2-19-1981

«Carlos, yo te envié la dirección de una maestra que vive en Utah. No sé si le escribíste: elbar@uswest.net Esta es la maestra de San Sebastián»: gladysvictoria@aol.com (Gladys Victoria), 7/2/01, 6:44:52 PM Pacific Daylight Time

«Hola Carlos: Me estoy iniciando en esto del internet y... ¡Qué sorpresa encontrar tus páginas! Hace tanto tiempo que no sé de tí! Resido en Buffalo, New York, desde 1987. Desde entonces, de vez en cuando, me subo a la guagua aérea para ir al Pepino. Estoy retirado pero muy ocupado... Cuando no garabateo, hago santos de palo. Publiqué un poemario en '96. Edition Reichenberger, de Alemania se interesó en el manuscrito. Jaime Martínez Tolentino lo prologó (aún no sé como acentuar con IBM)... Me gustaría si tienes tiempo te comuniques. Te lo agradeceré mucho. Saludos cordiales»: Ramón M.,Kasselcam@aol.com, 14 de julio 2001, 22:55:58 EDT

«Invocación del amor es un gran poema, te felicito. Saludos desde Puerto Rico»: Vicente, vtaino97@caribe.net, Ponce, 12-5-2000

Salvamos el poema ahí-donde
el anzuelo homicida caza a los prosaicos
y pesca a los incrédulos.

Entre ellos y nosotros, la distancia crece
porque hay algunos que odian
la música, la brisa,
el viento, la caricia sonora
y no saben oír y no saben amar,
tiernamente tolerantes,
dulcemente caprichosos,
mucho menos,
verse en octavas de atracción
permanente y contínua.

Entre aquellos que susurran
con equívoca rivalidad
sus modelos mecánico-causales
está la varonía de los asténicos,
tróficas mentes, rostros que miran
con estériles ojos blancos,
cuerpos que se yerguen
con un negro óseo, sin vuelo,
bajo la nube y la viga pupilaria del gentío,
rivales con una sola voz
para decirlo todo.

Ellos gritan y crujen y gimen
(dizque por elucidaciones),
pero en su lugar construyen
su clínica epidemia
hecha de ciegas medidas.


2-8-1991

36.

Del cosmos tuyo, ajeno, me bajaron.
Me barrieron con escobas de tebincha.
Descendí con este corazón hílico
al fuete del imperio.
Ahora soy uno entre mis cuatro tribus
de moléculas.

Visto ante Tefenet con olor a alicanto.
Incienso mis hojas de verde clorofila.
Estoy en tierra.
Cada semilla es el ángel que fecundo
y como alheña me fatigo
entre cuantos aran y cavan
buscando el concreto amor,
trabajo y esperanza.
Con gentíos, el tejido de este canto
es suficientemente solidario.

La tierra en humedad me agrada.
¡El sol que trilla,
la lluvia que gorgorea en los valles,
con sudor de mi frente es mi reposo!

Donde el universo se volvió
espacio y tiempo, mañana en celo,
comienza el paraíso,
el que yo defino con estas manos
todavía salvajes, impuras,
evolucionarias.


El Paraíso del Espíritu Puro
es mi suicidio.

Aquí, con el algor del carborihidrato,
la flama azul del azufre es firmamento
y el azul más oscuro está en la mar.
Y en el azul más sutil, yo hallo
mi río de hidratos de carbono.
El almidón hierve en la hornilla
y antes estuvo en el molino
donde Ptah no tuvo arte ni parte
ni las aguas caóticas de Nun.

¡Pero qué feliz soy con el pan
y, destronado de ser puro, obrero
con los que aran y cavan,
lejos del cosmos tuyo!

9-5-1980

41.

¡Ay, si me quisiera
una fea como yo, la cacariza
idea del germen, la espiguilla,
una mujer que sangre lo que sangro.
Si llegara esa espina
lo mismo que el cuchillo
a la porción del nervio,
a la más blanda molleja

donde estoy hecho un higo
y bien burlado y triste y tonto.

Donde ninguno paga con sus buenas monedas
me doblaron con espuelas
que rehollan, pisoteantes.

A veces me apuñalan con palabras
y el místico mocuño de la trampa
me persigna.
Y con un sublime templo me encarcelan.

¡Ay, con la boca de un ángel,
me han mentido,
con el zarzo de los juncos
me han vestido de llaga, sin renuevo!
Y el látigo no cesa porque ella
no ha llegado para hablar a mi piel
de espina a espina, y sumirse
en la fosa, en el chiscón, amarme,
y sentirme desnudo, real,
como demonio!

¡Ay, si me quisiera la mujer
que vence a las muertes rutinarias
al matar al dios Don Nadie de los feos!
si trajera el poder de llevárselo todo
al acusador, al insensible,
al que burla, al que odia,
al que profesa lástimas
que no quiero;
¡ay, si llegara una vez
tan sólo y se asomara,
feo con fea, sin condiciones,
y al quererme se fundara la esperanza
que me falta para odiar
a mis hermanos tan bonitos
y tal vez quererlos!
¡Ay, si viniera!

1-1-1989

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