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La vida no es ni un día de fiesta ni un día de luto.
Es un día de trabajo: Vinet, Ensayo de filosofía moral
Al trabajador más pobre, a quien el luto
ya le dio cicatrices y la vida el hedor de sus pesares,
lo esquivan, lo aparcelan, lo olvidan como al difunto
que se pudre en la tumba, o el solitario enfermo
en la camilla del hospicio.
En vano es que invoque prójimo que le tienda la mano.
Quien lo mira a voz sorda se convenció
que no existe o que es indeseable.
Ninguno es más terriblemente condenado.
Ninguno más visiblemente solo y mustio.
La necesidad no es el único reino.
Pero la fiesta del pobre está llena de traiciones.
Con la muerte demagógica baila. Escucha
las canciones y ritmos de sus frustraciones.
Con sospechas, a flor del alma, lo saludan
los compadecidos. Con alcohol quiere la herida sana.
Su explotación en olvido; su miseria, atenuada.
El día de trabajo, tras la puerta, lo espera.
Un salario miserable sacude sus bolsillos.
Un cansancio de años despierta su mañana
y se eterniza en la tarde y en la noche.
Luego le hablarán de esperanza, discurso
sobre el placer posible, cumplir con los deberes
y el negocio moral, mal que bien, sobrevivirse;
pero, el menesteroso sigue en el centro del desastre.
LA POBREZA DEL PROJIMO
El prójimo no es uno que explica su pobreza.
La lealtad al patrón es imprescindible.
Y lo abandonarán; él mismo se abandona
al trajín de su vida que no tiene extensiones
(él si puede morirse e ignorarse su muerte).
No ofrecerán una opción afortunada
ni otra justicia armada que él no luche.
Pobre de este pobre sin prójimo extendido.
Es una pieza, la más anónima y menos respetada.
El es sustituible. Nadie lo mira al rostro.
Es un número, un número en medio de millones.
22-11-2000
*
Bien hago si te digo:
«No lo supliques más que suplicarlo es negarlo».
Ya tienes ángel. Tómalo. Internízalo de una vez,
tenlo abrazado. No lo sueltes ni pierdas.
No dejes que te lo quiten.
Dale el nombre que quieras, ubícalo
asígnalo a los símbolos de algún Lugar Sagrado,
Yetzirah, el Paraíso, el Orbe imaginario,
tú círculo, axis mundo.
Canal hacia lo divino, hacia las plenitudes.
Puede ser hasta el balcón
de tu casa. O tu patio. O al pie de un árbol
como un cemí taíno. Asócialo a tu ombligo
y cántales puranas o salmos.
Ténlo dentro del alma como tu alma,
si lo llamaras Maggid / Maestro interior /
tu Guardián de tu mismidad, ángel de alerta,
tu privado Massiah, invócalo.
Rézalo cada día para todo lo bueno
y lo que atrae bendiciones.
Por algo te identifico el ángel
y en tu mundo sustancial ya existe
como un hijo extensivo de mi Emoción Divina.
De mi Briah. De mis luces de formación,
de mi Libro de Esplendores.
Y lo entrego: Tómalo.
No es tu esclavo, si no quien viene
a liberarte, a matar los miedos,
a iluminar las tinieblas porque hay echa-miedos,
milenaristas, vecinos idiotizados por pesimismo
y deseos de ver que se acaba el mundo
y no se cumpla el propósito del Sentido Originario
y la Utopía, la aparición de amor entre naciones
y el fin del Egoísmo entre seres humanos.
*
¿Quién crees que eres una vez dicho ésto?
¿Baba y excremento de gorgojos,
larva que esperas por millones de años,
simio evolucionario que ya no arrastra el coxis,
escarabajo egipcio, vaca cagona de Apis,
chivo aventado, potro desbocado
con el riejo caliente?
¡No, Carlos!
Cuando quieras ver ángeles, mirate a ti
en la cuna, examina cada
uno de tus tiernos años ante la grata bondad
de Doña Yuya, su desvelo al cuidarte.
Un ángel es sólo un hijo agradecido.
Un crío cuando va creciendo,
la niña linda en la escuela, una ancianita
cuando va de regreso a su origen,
la muerte... Un ángel eres y llevaré
a su meta madura, al esplendor
de sus edades gloriosas: que seas aquel
que jamás viera como opción de su ética
matar, suprimir, dañar al prójimo.
Angel como tal que lo seas, declara este pacto.
Seres como tales son ángeles:
cada vecino piadoso es ángel para que lo mires.
Cada jornalero productivo tiene en sí la virtud del ángel.
Cada artista con voz dulce, cada músico
es coro de la Tierra, trompetas angélicas
de regocijo, emociones de arcángeles,
entes orquestales entre tronos, poderes sutiles
entre potestades y triunfos de Nobles Jerarquías.
Toda patria que completa su proceso y no admite atropello
ni humillación de los humildes y trabajadores
es un campo de Yetzirah, un mundo engrandecido
por su amor y su profundo sentido.
CARLOS LOPEZ DZUR
EL LUTO DIARIO
La vida no es ni un día de fiesta ni un día de luto.
Es un día de trabajo: Vinet, Ensayo de filosofía moral
Al trabajador más pobre, a quien el luto
ya le dio cicatrices y la vida el hedor de sus pesares,
lo esquivan, lo aparcelan, lo olvidan como al difunto
que se pudre en la tumba, o el solitario enfermo
en la camilla del hospicio.
En vano es que invoque prójimo que le tienda la mano.
Quien lo mira a voz sorda se convenció
que no existe o que es indeseable.
Ninguno es más terriblemente condenado.
Ninguno más visiblemente solo y mustio.
La necesidad no es el único reino.
Pero la fiesta del pobre está llena de traiciones.
Con la muerte demagógica baila. Escucha
las canciones y ritmos de sus frustraciones.
Con sospechas, a flor del alma, lo saludan
los compadecidos. Con alcohol quiere la herida sana.
Su explotación en olvido; su miseria, atenuada.
El día de trabajo, tras la puerta, lo espera.
Un salario miserable sacude sus bolsillos.
Un cansancio de años despierta su mañana
y se eterniza en la tarde y en la noche.
Luego le hablarán de esperanza, discurso
sobre el placer posible, cumplir con los deberes
y el negocio moral, mal que bien, sobrevivirse;
pero, el menesteroso sigue en el centro del desastre.
LA POBREZA DEL PROJIMO
El prójimo no es uno que explica su pobreza.
La lealtad al patrón es imprescindible.
Y lo abandonarán; él mismo se abandona
al trajín de su vida que no tiene extensiones
(él si puede morirse e ignorarse su muerte).
No ofrecerán una opción afortunada
ni otra justicia armada que él no luche.
Pobre de este pobre sin prójimo extendido.
Es una pieza, la más anónima y menos respetada.
El es sustituible. Nadie lo mira al rostro.
Es un número, un número en medio de millones.
22-11-2000
*
BIEN HAGO SI TE DIGO
Bien hago si te digo:
«No lo supliques más que suplicarlo es negarlo».
Ya tienes ángel. Tómalo. Internízalo de una vez,
tenlo abrazado. No lo sueltes ni pierdas.
No dejes que te lo quiten.
Dale el nombre que quieras, ubícalo
asígnalo a los símbolos de algún Lugar Sagrado,
Yetzirah, el Paraíso, el Orbe imaginario,
tú círculo, axis mundo.
Canal hacia lo divino, hacia las plenitudes.
Puede ser hasta el balcón
de tu casa. O tu patio. O al pie de un árbol
como un cemí taíno. Asócialo a tu ombligo
y cántales puranas o salmos.
Ténlo dentro del alma como tu alma,
si lo llamaras Maggid / Maestro interior /
tu Guardián de tu mismidad, ángel de alerta,
tu privado Massiah, invócalo.
Rézalo cada día para todo lo bueno
y lo que atrae bendiciones.
Por algo te identifico el ángel
y en tu mundo sustancial ya existe
como un hijo extensivo de mi Emoción Divina.
De mi Briah. De mis luces de formación,
de mi Libro de Esplendores.
Y lo entrego: Tómalo.
No es tu esclavo, si no quien viene
a liberarte, a matar los miedos,
a iluminar las tinieblas porque hay echa-miedos,
milenaristas, vecinos idiotizados por pesimismo
y deseos de ver que se acaba el mundo
y no se cumpla el propósito del Sentido Originario
y la Utopía, la aparición de amor entre naciones
y el fin del Egoísmo entre seres humanos.
*
¿CóMO TE SIENTES?
¿Quién crees que eres una vez dicho ésto?
¿Baba y excremento de gorgojos,
larva que esperas por millones de años,
simio evolucionario que ya no arrastra el coxis,
escarabajo egipcio, vaca cagona de Apis,
chivo aventado, potro desbocado
con el riejo caliente?
¡No, Carlos!
Cuando quieras ver ángeles, mirate a ti
en la cuna, examina cada
uno de tus tiernos años ante la grata bondad
de Doña Yuya, su desvelo al cuidarte.
Un ángel es sólo un hijo agradecido.
Un crío cuando va creciendo,
la niña linda en la escuela, una ancianita
cuando va de regreso a su origen,
la muerte... Un ángel eres y llevaré
a su meta madura, al esplendor
de sus edades gloriosas: que seas aquel
que jamás viera como opción de su ética
matar, suprimir, dañar al prójimo.
Angel como tal que lo seas, declara este pacto.
Seres como tales son ángeles:
cada vecino piadoso es ángel para que lo mires.
Cada jornalero productivo tiene en sí la virtud del ángel.
Cada artista con voz dulce, cada músico
es coro de la Tierra, trompetas angélicas
de regocijo, emociones de arcángeles,
entes orquestales entre tronos, poderes sutiles
entre potestades y triunfos de Nobles Jerarquías.
Toda patria que completa su proceso y no admite atropello
ni humillación de los humildes y trabajadores
es un campo de Yetzirah, un mundo engrandecido
por su amor y su profundo sentido.
CARLOS LOPEZ DZUR
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