Wednesday, May 14, 2014

LA ALEGRIA INCUESTIONDA / De la memoria sentimental e imprescindible / No morirás jamás

Licenciado Ektor Henrique Martínez: Sobre la poesía de López Dzur / MEMORIAS DE LA CONTRACULTURA / LAS HIENAS: BESTIARIO COLONIAL / EPICA DE SAN SEBASTIAN DEL PEPINO / BARNES AND NOBLE: LIBROS DE CARLOS LOPEZ DZJUR / El humanismo erótico de Fanny Jaretón / Sacromental: Visión cabalística del poemario de Fanny G. Jaretón / Entrevista a Fanny Jaretón / NOCHEDAD / FANNY JARETON



La alegría incuestionada

 

El ente es. Su ser contiene la verdad de que es

y el privilegio de lo incuestionado: Martin Heidegger

 

La narratividad que te doy en torno al Yo que cesa

que sea tu alegría. Doy el ente verdadero,

realmente efectivo, simple, puro

para que sea multiformidad de voluntad.

 

Otros te dan demonios,

espectros en el aire, transmundanerías

para que siga el dolor de los pobres

en manos de los que batallan su dominio planetario.

 

No. Para hijos, en carne y hueso plantados,

doy la amplitud irrestricta como herencia,

el crecimiento ilimitado como gracia,

libre albedrío, magnus opus, con delicia

y la palabra de pase es: Elije, produce,

porque potencialmente infinito

fue, ha sido y será

este misterio mío...

 

La libertad es para el mutuo gozo,

la producción, la responsabilidad y la vida.

 

           2.

 

El recuerdo que se interna en la historia puede ser

el único camino transitable hacia lo inicial: Martin Heidegger

 

El yo que cesa... ¡feliz se va!

Regresa al estanque donde estoy

(o lo espero, presta a quitar de sí

su olor a grajo, su angustia,

lepras mistificadas, contigencias).

Va contento el yo cabrón.

 

El dolor se los deja a los llorones

y el gozo se lo lleva consigo.

De incertidumbre y ambiguedad,

lo instintivo que se arrastra

por un hecho perdido, lo limpio.

 

La batalla de no resignarse

(si estuvo siendo la monda de quien lo burla

y lo escarnece) la ceso. La quito.

 

Alégrese la pajarilla de su alma:

ya no es un yo cesado, censante,

cesativo, sin trabajo, ad perpetuum.

 

El Yo que tendrás cuando regreses

es un SER-PARA,

ser-para-el mundo,

ser-para la libertad,

ser-para el Gran Sí y para el Gran No,

¡oh, ser dialéctico!

 

Yo gregario, vinculado al NOSOTROS.

Un yo, con libre albedrío.

El Yo que es enemigo de las trampas

y el azar, ya no es Güica oralizada

en leyendas de necios,

en burla de bastardos.

Su madre existe.
 

 Del libro YO SOY LA MUERTE / de CARLOS LOPEZ DZUR

 
*

      De la memoria sentimental e imprescindible

 
       No me los llevo al infinito, Carlos.

No estés triste por ellos.

Volverán a lo mismo, en breve:

Mingo La Perra a trepar el palo,

Sabino, a la albañilería,

Cornelia a santiguarnos.

A rezar, La Puerca y Pascasio.

 

Un palo encebao es la vida

de ellos, sus habitáculos en el yo,

en la autohisterizaciones,

en las norias del buey

y lo alienado.

 

Por de pronto, estas gentes

(por más amadas que pretendas)

no tienen plenitudes.

 

No son del Uno, ni sospechan

a Spinoza, ni los otros lados

de la onticidad y sus universos.

 

Están verdes y crudos,

sin comprensión primaria

de los cinco sólidos perfectos,

apenas balbuceantes

en sus metafísicas.

 

Van a sanarse después

de mucho herirse y regresar

a herir, después de mucho sanarse.

 
*
     No morirás jamás


No morirás jamás.

Existe el infinito. Una oportunidad,

escena ctónica, una tras otra, réplica

de libertad para que extiendas al hombre

y que el ser primordial se plurifique.

 

El se levantará del hueso y la molécula,

del gen y el cofre de Perseo,

el Pegaso volador y las huídas de la Tierra Madre

que vigila lo siniestro y su avanzada una vez

ya venció con el espejo de la sabiduría.

 

No morirás tú.

Quien observa la piedra, el polvo abstracto inicial

de la serpiente, la casa-contra-piel del Golem,

la mar oceánica del monstruo, dijo: No morirás,

pequeño de Dánae, ancestro de A-Cristo,

esclavo del Tirano. No morirás.

 

Prevalecieron los mensajes hormonales

en zurrón guardado, en el amor posible.

Los pescadores de Sérifos quedaron con sus rayos,

humanos y divinos, y has visto el Arca,

el rollo de la Cábala, el Ojo Mío,

y pueblos cortados

y barridos de la Gloria, nada son.

 

Prevalecieron allende

la mar monstruosa de Occidente.

 

         5-2-1989 / CARLOS LOPEZ DZUR

 

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