Wednesday, May 7, 2014

Massacre de la Saint-Barthélemy / Del libro YO SOY LA MUERTE

 

 
Massacre de la Saint-Barthélemy

 

Al recordar la noche del 23 al 24 de agosto de 1572
en Paris y el asesinato en masa de hugonotes


 

Son como jaurías, en acoso,

ajotadas en proceso a la escalada.

Son premeditados gestos

con consecuencia sabidas, aunque no deseadas.

Amenaza perenne: morderse y dar ladridos

que nunca se acaban, clavar las uñas,

desgarrar la cara: el Rostro es una ruptura

norte-sur que se desfasa del estado federal.

más libre y otro, en el sur, absolutista.

Y para forjar heridas que dividan a Europa:

con fronteras fijas, permanentes, divisoras,

invóquese la guerra, no una oficial.

Una que se haga con guarimbas,

con bandas de perros calvinistas-hugonotes,

y en oposición, unos canes recalcitrantes,

tradicionalistas, fachos criminales

de una madre católica,

Catalina de Medici.

Hágase que sea ella / mosca muerta

de alma más cochina que todo populacho. la que diga:

«No advendrán al poder. No sin represalia.

Muera Gaspar Coligny, almirante.

Salvese la monarquía católica de Francia

de Calvino y su fantasma.

Se asesinaron en masa 4,000 de sus perros

en la calle. Hagamos la limpieza necesaria.

Excepción: el prócipe Enrique de Navarra

y alguno de Condé. Dése una señal de campanadas

y maitines desde la iglesia de San Germán-Auxerrois

y en la parroquia de los reyes, cerradas las puertas

de la Ciudad, que no sepa nadie de la carnicería.

Que no haya noticias ni en boca del Obispo.

Del palacio del Louvre sea expulsa la nobleza protestante.

Hoy todos seamos como perros en las calles».

 

2.

La matanza selló la Noche y vino el Cerbero Mayor

por hugonotes y los cargó en el viaje.

Desde una ventana del palacio,

cayó Gaspar de Coligny, el principal de ellos

y con él fueron cayendo todos en la madrugada,.

El pueblo entero, puta perra con mañas

y todos perros, jaurías.

Allí los sospechosos Guisa: mentores del partido católico,

vengarían la muerte de Francisco de Guisa,

asesinado diez años antes y, según ellos,

por orden de Coligny, allí el cardenal de Lorena.

el duque de Aumale y la duquesa viuda Antoinette,

ambiciosos, intrigantes y conspiradores;

allá, una reina madre tan perversa,

Catalina, celosa de que Coligny adquiriera

demasiada influencia sobre

el joven rey, Carlos IX, su hijo

quien lo había escogido como su favorito,

llamándolo «mon père».

 

3.

 

La Muerte sabe más de la intención francesa

y del por qué se ejecutó a Coligny

y si lo hizo esa Loba del celo

por gustos criminales. Sabe

que lo que Francia esconde «detrás de la máscara».

Francia perfecciona las guerras encubiertas.

La Muerte sabe, sin que lo diga el Duque de Alba,

lo que Coligny proyectara, intervenir militarmente

en Países Bajos, liberarlos del yugo de España,

romper el asedio a protestantes de Mons

por el duque de Alba, desatar la guerra

temida en la península.

Allí, muerto en la calle sin testigos,

ha muerto aquel que quiso, desde Francia,

ser cabeza de las tropas reales

y cumplir los objetivos de los masacrados.

en la Noche de San Bartolomé.

Ahora con sonrisa maliciosa

sonríe la Muerte y compadece la historia

de los tontos mortales.


03-01-2005

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