Thursday, March 6, 2008

En el lugar del habitar




La Alétheia juega en el Hen y en el Lógos, es decir,
en el preyacer que unifica y reúne. Juega en la idea
y en la kainonía de las ideas, juega en la Enérgeia, en
manifestaciones decisivas del ser: lo Uno y
lo reunidor:
Martin Heidegger

Aquí está la Energía infinita, luz inagotable del cosmos,
reuniéndose en una décima parte del destino,
esfera en sombras uncida al animal humano.


Un ser vivo que trabaja tiende a llamarse hombre
porque vive en Malkut. La historia lo quiere recoger
con manos brutas, disponiéndolo a explotación y consumo.

… haciéndolo sobrevivir desde desde su thymus,
rebajándolo al nivel de las constantes
de la materia prima que incluye todo:
sus pies en la tierra, su corazón en lo divino,
su éthos modulado por técnicos, cínicos
mortales que lo muerden y maldicen…

You dirty tyke, tú perro pulgoso,
apenas en tierra y anhelando el cielo!
Y uno, en la malaventura, atravesado en los golpes,
espera en la Gracia retraída, cuadrantes primordiales
del ser y salvaciones, en guiar a los mortales
por la Puerta, donde todavía Venus embarazada
sale de la mar y es nuestra madre y esposa
y hermana y la ramera en la esquina y la fuerza creativa
de la imaginación, más generosa que el placer de vivir.

Uno cree en habitar y proteger y hallarse a Venus,
sea quien sea, ornato humano u harpía,
y se atraviesa y conspira la cotidianidad
como el peor emplazamiento que instruye
y compromete la mejor noción de alma
y de ser vivo, pues uno es la persona.
Uno es Malkut, cayendo con la muerte,
en este juego de tener-que-ser.

Puede que no se esté quieto, nos va el ser
en este siendo, en esta violencia y crisis de meditar
la preontológica verdad de la morada y la tensión
entre Espíritu y la mitad de la tumba anticipada.

2.



Merops’s Son: One who thinks he can set
the worlds to rights, but he can’t. Agitators,
demagogues, etc, are sons of Merops:
Ivor H. Evans


La Verdad del ser debe ser entendida como
Claror del Ser [Lichtung des Seins]:
Martin Heidegger

Antes de habitar los yugos / yugas / de mi tierra,
también fui auriga; yo había buscado un calvero,
un bosque desbrujado en el No-Ocultamiento,
lejos de Léthe, y estos rumbos torcidos de Potnia.

En las cercanías de Tebas, jugué a-tener-que-ser
esta voluntad de marchar, con los pies en los suelos,
apegado a Malkut como la Potnia-patria,
lo histórico y concreto. Soy hijo de Merope,
el vástago de Sísifo. Glauco, el Auriga.

Etica originaria fue la mía, yo puedo en mi derecho,
puedo, aunque se diga que no, y el mundo se me oponga
y culmine yo en desastre con mis huesos.

Otra vez quiero viaje a la Bóveda Celeste,
por el recuerdo de esas formas de lo real,
lo sabio y verdadero y protegeré el espacio abierto
el tópos de Claror, mis yeguas en el establo
de lo disponible y lo que es mío.


Sepan, hijos de Corinto, herederos de Belorofonte,
aprendan filisteos, tebanos y espartanos, presentes
en el a priori de lo ente y las Constantes del hombre
provocado, yo soy el Auriga de Mí mismo.

Y ninguno reducido y rebajado, como zóon-logon,
contaminará la esencia de lo que deseo: Que no coman
de la yerba que enloquece mis caballos, que mis yeguas
sean ejemplares, pulcras, dulces y obedientes.


3.

El Gesellschaft nos denigra. Una comunidad mercantil,
mecanicista, por racionalidad tecnificada e impura,
tiene la Potnia-patria por voz y me provoca.

Pero: he dicho, quiero mi alma liberada
y el mundo enfermo merece no la Bóveda Celeste,
una pira que los tome por cadáveres, el holocasto.


En comunidad afectiva, por lo Divino vivo.
Organizo mis sentimientos y emociones.
y me queda este deseo: la Areté, el alma
bien alimentada, la Voluntad Obediente,
renovar el plumaje del ave que en mí canta.


Bajo el horizonte de la Presencia impura que se oculta
mientras yo sea el auriga, diré: Yo puedo, yo mando
y mis yeguas serán vírgenes, potentes, ágiles.

Oirán mi voz, obedecerán, ganaré la carrera
del Gran Viaje hacia lo alto de la Bóveda del Cielo
y el Claror del Ser. Y me oirá mi rival, Afrodita.


4.

En el lugar del habitar que Glauco, el Auriga,
llama Gesellschaft / Sociedad, ya pocos buscan
el otero y el Claror / ahí / de su Ser.
Se ha secularizado el alma / cuerpo,
pero, en la duplicidad social, la voluntad
orgánica o mecánica, prolifera con sus homicidios.

Con carne humana, Glauco alimenta sus yeguas
mientras condena lo artificiosamente cobarde,
instrumental y elitista que es el mundo,
la sociedad que aborrece.

La Energéia se ha vuelto actualidad
y la Actualitas, realidad efectiva
y, al final, esta objetividad, de las yeguas
desastradas, encabritadas, por la yerba
que mastican y que enloquece.

En el lugar del habitar, la ciudadanía triunfó
sobre lo humanitario, Glauco también se muere:
el Auriga de Potnia quedó solo y maldecía
la comunidad legislativa y represiva de aquel mundo
que empozoñó a sus yeguas, en la fuente de Afrodita,
y dio a comer la hierba mala de Hipomanes.


Lo han aislado. Han tapado los caminos
hacia ese sendero de universo, quinto mundo,
o morada de regreso, donde el sentimiento
o la base originaria, primitiva, de su ética funda
la comunidad cooperativa de la reparación.
O todo se torna a la venganza.


5.


No te quejes, Auriga de Potnia.
Tú simplemente fuíste un hijo de Merope.
Un ciudadano en la ética del ímpetu,
hijo de la afrodisia del deseo.

Demagogo agitando alas de voluntad
a gusto, tu caprichoso afán por una estancia
en lo localizante, y quedaste a mitad de tu proceso,
ir y subir al carruaje, espacio tiempo psíquico.

No te aflijas. Otros viajes te esperan y volverás
porque siempre se regresa por la senda de Alétheia
con un ala rota y coces en los riñones
y las yeguas furiosas que te comen vivo.
No en vano existe la Puerta de la Muerte.

Deja que la muerte sea libre y te muestre sus cosas,
el futuro; te fuíste del presente, creciendo;
la muerte te ha enseñado lo inmanente.

No has quedado inconcluso, Glauco.
Ninguno podrá robarte tu morir,
pero sí tus yeguas vírgenes.
Mira que a donde va el alma, no va el cuerpo
y, ¿quién eres tú, sino un hijo saturnino
de los tiempos mortales? Separado de lo inmortal
por el olvido, ubicado en tu puta-Potnia-patria
en cercanías de Tebas, en carne-puesto a merced
del Cuidado, porque, ¿quién es Afrodita?

La cura misma. La cura de tus yeguas y caballos.
Tu madre de Asiyá, lo real-visible, del Olam.
Tus cuarenta años en Potnia son tu peregrinación.
Y en chozas temporarias y endebles cabañas,
en la Sucá, habitaste antes de salieras del desierto
en busca del Calvero, un santo lugar de tu habitar.


6.



Baruj Atá Adonai, Eloheinu, mélej haolam, asher
kidshanu bemitzvotav vetzivanu lashev basucá…
Del Kidush del Sucot




Bendito eres Tú, Señor, Nuestro Dios, Rey del Mundo,
que nos has santificado con tus preceptos y nos ha ordenado
morar en la Sucá:
Bendición del Pan de la Sucá

En el tiempo de regocijo es cuando bendecirás Mi Nombre.
Zeman simjatenu, vesamajta bejagueja.
Del meditar de tu habitar me harás ética, confesarás
si estás agradecido y si el compromiso de tu creer
es perfeccionar mis protecciones.

Acoge mi Cielo, mortal. Ya has acogido mi Tierra,
¿pero qué de Mis Divinos? ¿Qué tal de las Tres Madres
que te lo han dado todo para enriquecer la Cuaterna
y el Agua, el Fuego, el Aire y los mortales?

Sin ellos, ¿has de llamarte Mélej, el rey?
Aún en el desierto, te dí el agua, la esparcí
para que el sudor se lavara, aligeraras el paso,
bebieras de mi esencia; aún el maná te alimentó
y el soplo del Viento Solano te dio del claro
de su Oriente y, por causa de ese viento,
dijíste:
La vida es buena y vale la pena
confiar en sus caminos de aventura y maravilla
aunque pensemos que perdidos andamos
en las diásporas y en los peregrinajes.


Yo, Mélej, te dí el comienzo y el final:
¡el Eterno recomenzar y el retorno!
¡Cree en tí mismo, en lo impredecible de mi Caridad,
pese a la dureza de las pruebas en el mundo!

Alójate en el potencial ilimitado de tu Espíritu
y en la espontaneidad inherente a cada momento.
Seré como un menorá encendido y una rama
de palmera y mirto y sauce, sostenidas en tus manos
por causa de regocijo; seré tu estancia…

Soy Quien coordino y venzo las distorsiones
de la consciencia, ceso las almas sicostáticas
y sano el yo que vaga, perdido en su corazón
por los desiertos, o como autómata en la hecatombe
de las discontinuidades, de su mundo y su mente.

Yo, Mélej, circulo los tiempos, y me aparezco
en medio de tus ansias como un Viajero
con hatillo de útiles para tu superconsciencia.

Observa que soy la causa sin causa de tus alegrías.
… pero antes canta con inteligencia mi locura
y sé honesto. En las relaciones asimétricas
de los hijos de Merope, no participes; no definas
la muerte fuera de la vida, porque para el no-ocultamiento
son los Divinos y, para no-retraimiento, la Verdad.

Reúne la Cuaterna, no cosifiques el Ser.
Ni lo sagrado tengas por menos; no otra cosa
es el lugar de habitar, la estancia en la Sucá
en la Memoria Profunda del Desierto.

16-09-2002 / Teth, mi serpiente


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