Wednesday, March 5, 2008

Voy a buscar un poquito de la noche





La fe significa no querer saber qué es verdad… Probablemente, sólo me dejé llevar por una percepción que es interpretada muy a la ligera. Realmente no debería pensar y sentir así, más cuando mi vida en estos 25 años de existencia han sido bastante cómodos e incluso dulces. ¿Por qué esa visión? Quizás vivir en un mundo completamente egoísta, hueco de verdaderos sentimientos. Es como si la calidad hubiera desaparecido de entre nuestras vidas: Friedrich Nietzsche, en: Oposición al pensamiento

Como tú, amigo excepcional, *
comido por mil pulgas de desconfianza crítica,
voy a buscar un poquito del desamparo de la noche.

Dejaré el Agora, la plaza, el paseo de las moscas
en la esquina, la riña de la objetividad que me circunda.


Voy a entrar en un poquito de la noche
y dejar en sus cómodos sillones a los que temen a la muerte.
Es difícil hacer frente a las penas, es más fácil
soltar las carcajadas, o echar mil maldiciones;
pero, la noche es descanso, soledad en lámparas,
paciencia que nos cierra los ojos.

Como tú, amigo excepcional, voy a salir
al campo donde están esas mujeres latigadas,
con pies ligeros, que parecen que vuelan
y partir junto a ellas. En el ansia, procuraré
mi voluntad, mi fértil devoción y mi ternura.

Hay una noche sagrada y ciega
como el vino y una traspuerta por la que ya
no entra nadie de este mundo, Dioniso la tiene
tan cerrada; la razón la tiene tan prohibida;
pero es un poquito de la noche que yo amo
(aunque no sepan decirlo mis palabras).

Tal vez explique, cuando más ebrio esté,
por qué es El tan repulsivo, ese dios / esa fe /
ese cosmos / en que yo creo, por qué pega tan duro
y saca de sí las cáscaras; las deja esparcidas
como estrellas bajo el firmamento.

Voy a buscar a ese primitivo de mis soledades,
ese átomo inicial que he llamado el Eterno retorno,
ese frío original que, al final, entrega la frazada
y el calor asfixiante de los días.

Voy a buscar un poquito de la noche
porque este show de sociedad mediocre,
egoísta y hueco, se ha vuelto intolerable…


De Estéticas mostrencas y vitales


* En realidad, este texto no pretende ser un homenaje a Federico Nietzsche, poeta y filósofo tan incomprendido y mal citado, sino una referencia a la «noche de la fe» y el triunfo de la «Gran madrugada», a las que él se refiriera en algunos escritos. La fe es nuestra noche más sagrada, hasta cierto punto nuestra derrota como buscadores de una verdad. La noche es el misterio de una búsqueda de Verdad / Fe / Certidumbre, / mas no ya en la seguridad epistemológica y presentativa, sino en agonía. Los adoradores de Dioniso / Baco romano / se intoxicaban con el Vino, en aras de un cierto éxtasis que les uniera con Dios / la Naturaleza, cuya fuerza primordial, en constante movimiento y flujo incesante, se asocia a la música divina y su ritmo. En la cultura griega, llamada «ditirambo». El hombre poseído por esta música nocturna, por estas jornadas de búsqueda intuitiva e intoxicación interior (vino sagrado), danza como loco.

Según interpreta Nietzsche en sus escritos sobre los cultos dionisíacos, «transformado por su visión, puede reírse de todo cuanto hay establecido por la razón de los hombres, porque ha visto que debe sufrir y que no puede hacer nada por evitar el dolor. Se le revela que éste es inherente a la vida». Este es el aspecto de mi amigo excepcional (Nietzsche) que trato de recoger o contextualizar en este poema, para que no se crea que «con la muerte de Dios», «su Dios ha muerto», quedó en él un hombre sin fe y sin verdad.

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