Sunday, February 17, 2008

Respuesta de Hilas (Ύλας) a quien lo busca


Un día me víste como tú sabes ver,
con la voluntad de tus ojos,
con olfato agudo, y me hallaste y me oíste
aunque yo estuve escondido.


Temía. Tú subyugas y matas.
Degollaste a mi padre y sus súbditos.
Creaste tus propias normas. Te autorregulas;
pero yo seguí en tus manos y, con temor
todavía, obedecí lo que instruíste. Fui tu amante.


Conmigo estudiaste los afectos
y fui el objeto intencional de tu acto síquico:
la preferencia objetiva de tu homosexualismo.
Sé que uniste la emoción al intelecto.
Es mucho lo que tienes aprendido, Argonauta.


En su origen, no son las tuyas percepciones puras.
Hoy lo sé. Tengo a quien me ama, igual que tú.
De ella me he enamorado y, sin embargo, admito
que mucho hubo en tí que es muy bueno y noble.
Avanzaste de la atracción al asombro
en medio de la guerra de las percepciones.


Y me observaste, no en todo lo que soy,
pero en gran parte y será que cuando se percibe,
o se destruye o se ama. Yo percibí a una ninfa
en la fuente cuando sólo pensé llevarte agua…
¡Qué afortunados fuimos! Nos amamos,
precariamente y, de algún modo.


Llama, si quieres a mi acción, nuevo egoísmo.
Puede que debamos, de pronto, ejercitar
lo que más nos conviene y nos haga felices.
Amándola, me compenso del abandono
por el que vas a olvidarme. Al elegir ofendo.
Nuestras acciones afectan inevitablemente
a los demás que me buscan o me aman.


3-5-2000 / Del libro El hombre extendido

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