Saturday, November 17, 2007
Interrogatorio
La más seria pregunta que le tienen
y, por ésto, ya está sin fianza, incomunicado,
por tres días, en ayunas, es: ¿Qué sabe usted
del rosado y lindo pie, rubendariano,
qué sabe de una zapatilla de cristal,
hecha de vidrio soplado?
Es mejor que lo diga: el hambre de los viejos
en la cárcel de la CIA se vuelve secreto,
irreverable, y mata más que la miseria en los ghettos,
señalada por Johnson cuando propuso
presupuestos populistas y nombró tantos
chulos del pobre y el jodido, un país
de «miserable, estáte quieto».
No querrás tú morir en una celda,
quemarte en una morgue, anónimo
por tan sólo no confirmar lo que dijíste
una tarde, en tertulia con un cura bocón,
el Papa apócrifico, el héroe de los jipis
y bribones, de los homosexuales y las rameras
de este ciclo post-bushista y clintoniano.
La más seria pregunta, con la clavan
su odio ventajero y la ambición de crecer
en el sistema del Pentágono, es:
¿Por qué escapó aquella princesa transmundana,
aquella mujer que robó el corazón del poderoso?
¿Será cierto que ha muerto, o se fue
con otro tortolito a las batuecas, o servir
con los toparcas de la izquierda, tal vez
a turanios del maoísmo o islámicos
con dagas turcas y cabezas tambochas
cubiertas con turbantes?
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