Saturday, November 17, 2007
No hay pecado original
No hay místico pecado original.
Lo que existe es un delito vilmente perpetrado,
tolerado obscenamente y repetido.
¡Callar los homicidios que comete el que manda
es vivir mitad muerto, sin estima!
No dejar que sobreviva aquel que necesita
y se esfuerza en hacerlo es alto precio.
Es un chantaje: sobrevivir sin volverse,
por gratitud o complicidad, otro asesino.
Está citado el Papa, ex-viejo sacerdote
excomulgado, que se pontificó como sumo
en libros que lee al ciego, sus Encíclicas.
No hay místico pecado original;
sólo unas ganas de satisfacer la presencia
del aniquilador y olvidar lo que pide
si acaso a tu vida perdonó y extendió amparo.
Que lo ayudes en sus represiones.
Que perfecciones sus técnicas de ultraje.
Que encobardezcas la consciencia
con el rito de la sangre y el oprobio.
Será un sobreviviente si neutraliza la memoria
de lo visto y satisfecho y complacido,
se vuelve cómplice y perjuro.
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