Vemos las cosas no como son,
sino como nosotros somos:
H. M. Tomlison
Los sofistas no creen en la inocencia.
No hay bondad absoluta. La iglesia miente.
Puede que ésta asesine mucho más que el Estado.
Ha dejado de sentirse dichoso todo hombre.
En cada rincón, el Leviatán se levanta
sin preguntar el cómo de las cosas
ni el por qué ni para qué. La vida es una escuela
de violencia y acoso y el Destino, un buitre depredante.
Cada vez es más difícil convivir:
los sofistas lo arguyen.
La tribu no cantará con sus vecinos
y sus tambores serán como avisos
de guerras permanentes.
Dios tiene hijos sacrílegos y todos llevan
leña al monte y con sus leñas levantan
las piras de la muerte y harán títeres
del Destino a cada ser humano.
No dés un higo, mortal, por ningún humanismo.
Nada vale, más vale el frenesí que muerde
y la rondilla de cualquier vagabundo
y Judit que corta las cabezas y utiliza la hermosura
que ciega a los borrachos y los necios, cualquiera
sea su poder y el colmo de sus temeridades.
Más vale un crimen artero
que un utilitarismo avergonzado.
Cuídate del privilegio de las revelaciones
y del código ingenuo del éxtasis. En dominio
de sacerdocios y de clases, los puñales están
bajo la mesa, tras el beso judaico, tras las manos
que se limpian en lavacros; en toda parte un crimen
y un cohecho, y una maldición y un enemigo.
No te confíes en nadie,
menos en labios paternalistas, menos
en saberes reservados, arcanos aparentemente
puros, inicuos, exclusivos y privados.
Esos homicidios duelen más que el barullo
de la masa. Los detractores desfloran
con el sutil estigma de su engaño
y su recalcitrante ira absolutiza el desprecio.
El que esté a las duras, aguarde las maduras.
Sufra, jódase, muerda la incertidumbre
antes que el provecho.
… porque el pueblo es ilógico,
no entiende la calidad de aquello esplendoroso,
lo elitario. Es un rebaño de rudas reses de ecoforia
frente a los representantes de lo privilegiado.
Canto al hermetismo / El Gringo Cubero / Bernardino Sánchez
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