La soledad es el supremo egoísmo del dolor: Severo CatalinaMíra a quien aprendió a escupir al cielo
y andarse por las márgenes del texto espeso
de la vida; mírala. Es una fulana equivoquista
desde dentro y tiene un cielo depravador y fosco
encima. Se abrió sobre su cabeza
y hoy se cerró sin aviso.
Ha caído en la tristeza.
Su rostro está abatido, sus labios secos,
sus manos frías. El hambre es una sinestesia
que absorbe miniaturas y sospechas.
Ahora de la vida sólo rastrea
por miajas y una guaraca que la parta
en dos mitades entre los bajos fondos
de la vulva vacía... y pensar
que yo la amé y ella se sintió amada
y se dio nombre, no el de la mala bestia
(que hoy le dan a la salida de los callejones).
Quiso precomprenderse y, como yo, no pudo.
No vio la plenitud de los momentos,
las ocasiones fácticas,
potencialidad que la atrajera.
Moralmente ha decaído, en joyolina está
cautiva de todo y nada. Y escuchó
que el miedo ruge como murmullo
o zarpaso zullenco.
Cotejó que existe el asco y la ira abunda
más que la alegría; desavino con el asombro
y con ese vestido fardón que apenas
cumplió su expectativa y su apetito,
hizo su propio retrato del suspenso.
Mírala, con alma de fulana, arquetipo
de gata vaquetona, zapaquilda con su olor
de mustia danza y tufarada de tristeza.
Anheló tanto. No pactó con ninguno.
Torturó la carne con llanto
y desgastó sus pies en caminos sin sendero.
14-3-1986 / De El hombre extendido
Obsidiana Press / Yo soy la muerte
1 comment:
Muy bonito lo que escribes, me ha sentado muy bien leer gracias y felicitaciones!!
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