La amenaza latente de los otros, Beatriz,
me hizo imaginarte arrebatada, Ida,
tragada en nueve cielos móviles
de Maya, y dije:
¡Te he pedido,
finalmente, para siempre!Te hundíste en el Empíreo inmóvil
donde ya no se puede codiciarte.
«Esta es la fiera impura; no te engañes.
Que no creas que te amo si te amo.
No me codicies más, házme libre.
Voy a estar en tus voces, no en tus egos.
No vivo en las selvas del capricho.
Vivo en la sustancia de tus necesidades».6-12-78 /
Heideggerianas / 6
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