Monday, December 17, 2007
El trabajo consciente
Mi dios se llama el Mito Eterno:
la actividad, la inventiva social,
el trabajo, el producto.
Dios es artificio, industria, ajoro.
Dedos altos, como frutos que de la copa
y savia de los árboles, recogen alimento.
Esos pulgares de primates mamíferos,
sus manos en gesto vertical por las semillas
y sus miradas al cielo, esperanzados,
son mis dioses humanos, mi dios erguido.
¡Y en las charcas de gibones, diosas tengo!
Las encuentro cuando cantan, o danzan en pelotas.
Son ninfas gritadoras, festejantes de gloria,
y ellas han sido y serán como almeas
en las calles pobladas y fueron alguna vez,
ojalá que puedan serlo otra vez y siempre,
danzarinas del areito.
En las selvas, diosas con dioses y tambores,
echan campanas al vuelo, arman su risueño regocijo
en Ceres-OM-nias, se perviven
en la inocencia primitiva de mi trópico.
Publicado en la revista Tertulia en Mizar, Núm. 1549,
28 de noviembre de 2002 / Sequoyah
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