Sunday, December 2, 2007

Oye

… y estarán estas palabras que yo te ordeno hoy sobre tu corazón. Y las enseñarás a tus hijos, y hablarás sobre ellas, cuando estés sentado en tu hogar y cuando vayas por el camino y al acostarte y al levantarte. Y las atarás como señal sobre tu mano y serán como frontales entre tus ojos y las escribirás sobre las jambas de tu casa y en tus portones (de tus jardines y ciudades): Dt. 6: 6-9


Shemá Israel.
Que nadie quiera en tí…
un Ser desfigurado, menos de lo que seas
en justicia y verdad; aléjate de quien
lo pidiere de este modo
y evita comer con sus víboras
(por las puertas traseras del olvido
no entres; como ladrón, no entres).
En la mesa del mentiroso y el infame
no te sientes. A su casa no vuelvas.

Entra como rey, príncipe, sacerdote
del que Te dio Puerta Ancha en su corazón
y libre albedrío, árbol de Ciencia
y Conocimiento, árbol de paraíso
y Belleza, Verdad, Misericordia.

Que nadie te maltrate
porque la memoria de Teth ya no vive en él.
Pón en tu frente el sello de quien Te amó
primero que tú a El, el Sello de tu Tefilín.

Saca de ronco pecho tu verbo,
tu aliento de Shofar, suena trompetas
porque Novilunio tuvíste
con el Rey del Universo.

2.


Oye, Occidente, que apenas conoces
la tradición oral de los tannaim
en el corazón del bueno se origina
un Libro de Esplendor y las primeras
serpientes para regocijo nacen
y no para temor; oye, hijo del Oriente,
consuélate en belleza, no sólo de ley,
porque el pacto sigue ahí,
la esfera oculta vuelve
y redención verdadera
hay y se cantará en los puentes,
en los dormitorios,
en jardines,
en calles donde jamás
se cantó,
y la declararán los circunscisos
en su corazón, llevándola
a las aldeas donde por causa de miseria
no fue obispo alguno, ni predicador
de vanidades, ni envangelista
de espada escondida y charafote
de hoja ancha de etnocidio
y crueldad.

3.


Oye, Israel, fija en tu cabeza la estructura
del poema humano. Aún en el hombre
hay esplendor, pero más vale ser
que parecer y tu mejor amigo,
¿quién es sino Dios? El Anciano que te conoció
por siglos y envió su Serpiente
para compañía en los días que quisiste
la dura y menos dulce porción
del espacio y salir del Edén
y cultivar tus propias flores.

Sazona tu mano antes de ofrecer
el poema que te corresponde;
humedece tus labios con rico vino
si tu voz dará cantos; pero las rosas
y las perlas a los puercos
no las ofrezcas como alimento.

4.


Ante las velas encendidas del Yom Tov


Oye, hijo de Adam, oye tú
que una estrofa hicíste con tu cuerpo
y salíste a la gravedad, fuera del paraíso:
el corazón es lo más dulce del Sendero.

Acuérdate que la energía de Guph
mueve la bestia, pero tú eres Neshemá,
espíritu para alabanza y el Gran Fuego
que para endulzarte ha venido.

Oye, tú díste los altos de las jambas
y los frontones de tu casa,
por tí es posible la canción.
No serás avergonzado.

En la esquina de tu jardín
escribíste el poema que te dio
tu corazón abierto.

Oye, hijo de Adam,
con el lenguaje y el Shofar
ya no hablas para las hienas
(ya no eres ni nunca ha sido una alimaña).
De las moscas nunca fuíste hijo.

Con el Rey de Universo
te hijifiscate, pedíste espacio
para tu destino, espacio vital
para cantar el Lazo de su amor.

Ven, pues, con la garganta del Shofar.
Ven con el beso sonoro al día
del Yom Teruá, canta para que seas
inscrito y sellado; repite con los niños de Adam
la eficiencia de más años en el espaciotiempo:
Bendita sea la fruta nueva
que soy, bendito el fruto de mis días.

Trae la guayaba, el durazno.
Pon en la mesa mangos, quenepas,
abre la guanábana, añade el melón.
Conversa con labios de ajonjolí.
Rememora el maví de Cayayo.

Invita a tu casa al que canta
y goza, con cuica de alegría,
su danza de shamán,
su ritmo en regocijo de amor.

Que coman el pan con miel
junto a sabios cuyos labios
son Jalá, actos del Pan consagrado.
En el Libro de la Vida nos bendicen
los humildes, ofendidos, burlados
ávidos de perdonar y ser perdonados
aún en el dolor del Yom Kipur.

*

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