Mitsvah bli kavenah keguf bli neshamah:
Shoulchach Aroukh
Un mandamiento sin intento es como un cuerpo sin alma:
Código de Ley
Todos quisimos, ¿recuerdas? y aún queremos
hacer trocitos de las Tablas de la Ley.
El Relato hegemónico valdría dos cacahuates.
Los rufianes no corrigen nada, sólo se nombran
entre las oquedades de nuestros estruendos.
De nada ha servido la rebelión contracultural.
Desconcentrar el poder, no por deseo
de acentuar mucho más lo ingobernable,
putrefacta y cínicamente que se ejerce
contra el mundo, en vano fue,
pero hoy, como ayer, nos gusta.
El ego duerme más tranquilo.
... aún somos egomaníacos, amigo mío.
Unos, la mayoría, por chupar más del Estado
y pulir las miserias que los atañe; otros,
los menos, tú y yo, por la prisa
de hallar estructura y raíz al alma
que nos anima y nos inquieta
hasta que zozobramos en la carne,
con la nariz golpeada en la pared,
con el instinto aún cachodón
arropándonos para un día culparnos
en la Pascua y ante los sefirotes.
2-03-1994
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