En las aguas de la mar,
jamás duerme la llama, la voz proteiforme
que todo lo navega y lo fluye
y lo lícua y lo transforma...
La poesía sumergida del hidrato,
¡qué dulce larva es para el huevo,
qué
plancton, qué eucampia del
zodiacus! Y los peces, que son poetas submarinos,
pioneros navegantes de la estrofa,
serán como antenas flageladas.
En el plasma brutal de los espacios,
jamás se calla el profeta con lumbre cristalina.
Al contrario, se gotea, se aburbuja, se destila.
¡Todo sea por los depósitos de
trípoliy por dar protosomas a los vientos!
De
Tantralia /
LinkShare Corporation
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