apenas han logrado tenderlas
sobre la pella de los puercos
y abrir sus mitos como muslos deliciosos.
Ellas sí saben guardar sus pies
de sombras, cuidarse
del sucio de la ciénaga.
Ustedes han visto poco
porque buscan con el dedo en el buraco
el clotis de los goces y el ombligo.
Apenas saben cómo herirlas sin matarlas
sobre el aditón para que sean para ambos
los beneficios de las generaciones.
Ni chicha ni limonada sublime han ofrecido
para sus labios sedientos de madre.
Se creyeron muy listos
por sus espadas anchas de homicidas.
17-6-1991
*
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