a Epicuro y los atomistas presocráticos
Si estás vivo, acomoda esta frase en tu alma.
Te quiero, cuerpo bendito.
La bendición será reconocer
que tu tallo ha crecido,
que formó su ramaje.
Y si te has elevado verticalmente
como la honra vibrante
con sed de cielo y de frutos,
pobla con soles huérfanos y pequeños
tus hojas verdes,
tus penachos floridos de lunas.
Y no te faltará la clorofila del futuro
ni la humedad para el humus
donde habita la ciudad
de tus raíces.
Si estás vivo, yo te daré más que promesas
porque no es una frase tan sólo la que zanja
en tierra feraz y desbrujada
la semilla que huyó de barranqueras
y de vientos ímprobos del mar de los sargazos.
Acomoda esta frase, si estás vivo,
árbol valiente, y si has buscado
esa nutricia soledad que se escarba en lo profundo
con las puntas de tus dedos, hállala.
¡Es tu tierra de alimento!
3-3-1997
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