a Maruxa y Gabriela
Como ni ahora ni ayer
han de llover albardas ni lonjas de tocino
como maná del cielo
ni granizos por el fin del mundo,
así o asá, que te la pierdes tú
y da lo mismo.
Abre los ojos, bobo,
y cuenta los días con mejor contento
porque no pica la culebra al que sabe bien
el cuento tan atendible del hoy aquí
y siempre ahora (a otro perro
con la falsa providencia y su hueso).
La niña más bella
es el arán por arte de los ojos,
por regocijos de su pinta en células
y presencia de su carne y sus huesos.
No esperes que la angustia sea
tu propia galera ni que Hércules rompa
el cuerno de Aqueloo para que veas la ninfa
en el larre del aquer
que es el prado del cabrón.
Conclúyase la comedia de la falsa espera
ya que estás soltero y caliente como leño
que no encuentra las brasas.
Captura a Deyanira. Ve por ella,
aprendiéndola a ver sin esperarla
del más allá que jamás da NADA.
No hay cósmico milagro, sólo
intencionalidades.
La chamaca más perfecta es pan comido
y se observa desde el balcón y la ventana
y se le dice hóla
y se le aprende el nombre
y todos los días y todos los años
con sus horas y sus saturnalias
de cuatro alas como besos que llaman
y de dos piernas abiertas y uno encima
terco, paciente, invitador a que diga:
¡Ténme, ven conmigo,
que ya comienzo a quererte y desearte!
12-5-1992 / De Tantralia
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